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Culturas contemporáneas de España y Latinoamérica a diario
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domingo 24 de noviembre de 2024

Hidrogenesse canta y cuenta desde una casita en miniatura; elegancia en pijama para ambientar una colección de guiños a la decadencia. Este cortometraje bailable se recrea en la capacidad de los elementos para determinar el conjunto, ya sea de modo explícito o soterrado; rabiosamente divertida y algo desasosegante, la pieza muestra a Carlos y Genís en todo su esplendor dramático, riéndose a mandíbula batiente sin alterar un ápice el gesto. Chico Blanco, por cierto, pone la remezcla; sus mazazos de seda son el hilo de la narración.

La transmutación (odiosa comparación) de Carlos Ballesteros y Genís Segarra en Ron y Russell Mael tiene un pero; los barceloneses son aún más grandes que Sparks, así que no ha lugar al orden cronológico. La carta exagerada es un tema inspirado en el teatral y falso adiós a la música protagonizado por Marc Almond (Soft Cell) en 1983, con una misiva rimbombante a los medios que causó más hilaridad que conmoción.

Lo que hizo el dúo hace algo más de un año fue convertir aquello en canción, remezclada luego en clave house por Chico Blanco (el joven granadino Pablo Cobo) y convertida ahora en la película La casa exagerada que protagoniza, escribe y dirige la dupla champú. En la canción hay invitados: el galo Jerémie Orsel, cómplice de Hidrogenesse en la grabación de Joterías bobas y Teresa Iturrioz e Ibón Errazkin, Single hoy, miembros de Le Mans en los 90.

Hidrogenesse La casa exagerada

La película transcurre en una casita en miniatura, donde el hierático dúo protagonista trata de ponerle sal a la vida con el baile, revisitando antiguos pasos de las raves (el movimiento caja de cartón, el de repartir cartas, pez grande y pez chico) mientras la vida se acelera a su alrededor. En cada imagen, dentro de un montaje vertiginoso, los detalles se agolpan en la retina y tardan lo justo en ser procesados por quienes identifican su relevancia, desde los obvios como los cuadros de Marc Almond, la Deneuve, el propio Chico Blanco o Lady Miss Kier de Deee-Lite.

Los subtítulos y tickers informativos confieren al filme aires documentales, pero la sucesión de imágenes deriva en ensoñación; la presencia del artista plástico David Macho con sus lentes de relojero marca el volantazo Jeunet & Caro de la propuesta, que se ha nutrido además de una paleta de colores tan bizarra como armoniosa.

¿Cómo definir esta obra, pues, tras tanto paso y repaso por sus herrajes? Lo de pequeña maravilla le viene que ni pintado.

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