Instituto Mexicano del Sonido presenta Distrito Federal, un álbum en el que Camilo Lara hace todo un homenaje a su ciudad, la colorida, plural y obsesivamente musical Ciudad de México.
Qué: Disco (El Volcán)
Con una obra que alcanza ya los cinco álbumes, Camilo Lara, el productor detrás del Instituto Mexicano del Sonido, se ha afianzado como un personaje destacado en el horizonte de la música contemporánea de su país, dando continuidad a un sonido que lo mismo toma de la cumbia que de la cultura de los sonideros que del hip hop y la música electrónica.
Distrito Federal, su trabajo más nuevo es, en principio y en parte, el homenaje que quiso hacer a la ciudad que habita: la colorida, plural y obsesivamente musical, ruidosa incluso, CDMX. Diez canciones que recuperan el humor afilado que suele impregnar sus letras y el envión de puro espíritu lúdico que destilan sus canciones, algunas de ellas con un tono más sobrio e incluso romántico.
Distrito Federal abre con Se compran, la apropiación que su autor ha hecho de esa voz grabada que resuena por doquier en las calles de la CDMX: el anuncio de los compradores de chatarra que recorren sus colonias a lo largo del día. Un recurso que muchos otros músicos han utilizado a manera de sampleo con el propósito de dar contexto a su trabajo. Lo interesante del caso, es que él se ha apropiado de su musicalidad para, entonándola en propia voz, dibujar su melodía.
Es sabido que Lara además de un melómano sin remedio, es un trotamundos que transita por el orbe –como lo hicieran muchos colegas suyos antes de la pandemia– atendiendo presentaciones y compromisos artísticos, así como alguien que cree piadosamente en la colaboración. Ello se ve reflejado en Distrito Federal, álbum que cuenta con una variedad de cómplices, quienes le aportan color y diversidad.
Así, en la cumbia de aire sonidero El antídoto, lo acompañan las colombianas La Perla; mientras que en My América Is Not Your America, una que combina cadencias de alto octanaje rítmico y trompetas evocadoras del mariachi, el inglés Graham Coxon agrega riffs de guitarra y versos en inglés; y, en Cruzando el río, tirada hacia la cumbia psicodélica, canta el español Joe Crepúsculo.
Mucho del tono nostálgico que transpiran ciertas canciones de Distrito Federal como Paloma –en la que participa el chicano Cuco– o La luna de noviembre, está ligado a la admiración que Lara tiene por compositores clásicos de la balada vintage mexicana como Armando Manzanero y Agustín Lara, así como a ese referente de su trabajo que siempre ha sido Esquivel. Recursos que subrayan el carácter de homenaje que el productor imprime a expresiones muy características de su ciudad natal.
En definitiva, Distrito Federal ofrece un calidoscopio sonoro que interna al oído en la burbuja musical que sugiere una megaciudad como la CDMX, pero a su vez celebra los acentos provenientes de otras latitudes que también inciden en su naturaleza explosiva, polifónica, ecléctica y vibrante a más no poder.