Tras haber abrazado la ortodoxia krautrock en toda su cosmología sinte, Los Pilotos avanzan libres de ataduras y rumbos fijos por medio de un nuevo LP que tiende puentes con la crème de la crème del pop latinoamericano.
Qué: Disco (Casa Maracas)
Que Banin y Florent son los escapistas espaciales de Los Planetas es algo que salta a la vista a las primeras de cambio. Su nexo musical es tan fuerte que, hace años, les llevó por una carretera secundaria, llamada Los Pilotos, quienes, por medio de Alianza Atlántica toman rumbo central mediante la teletransportación total del dúo granadino, aquí resuelto a forjar un imaginario en expansión.
Para ello han contado con la colaboración de artistas como Little Jesus, Marcela Viejo, Mula, Pamela Rodríguez, Montañera, Pedrina o Weste. Con esta última, se han marcado un impagable tecno-disco latino por medio de La llave del juego; sin duda, uno de los baluartes más llamativos de este trabajo, impregnado de los acentos rescatados de países como Perú, República Dominicana, México, Argentina o Colombia.
Dentro de su proverbial excursión, también han conseguido trazar líneas maestras como Cenizas en el piso, en la cual emulan a una suerte de Daft Punk transoceánicos, con la voz en primera persona de Pedrina. Este fue otro de los singles que han servido como antesala de este LP, donde otro de los pilares que los sustentan es El ciclo de las mareas, en colaboración con Mula, para la cual acentúan la pulsión surgida de la cumbia electrónica, dentro de un psicodélico cosmo dance no muy lejano a los imprescindibles Der Panther.
Con este timón, el resto del álbum navega por estas mismas ondas sónicas, tostadas entre colchones sinte de algodón y todo un crisol de motivos ultra orgánicos para darle exuberancia a unas composiciones que, definitivamente, han proporcionado fuelle de sobra para que Los Pilotos se vean como nave nodriza y no sidecar de moto.
