Hay veces que el estado de ánimo no nos da para alegrarnos ni con el canto de los pájaros ni con un amanecer despejado. Hay veces que estamos tan grises que lo único que necesitamos es perdernos en un paisaje cargado de sombras, ritmos lentos y frases anhelantes. Hay veces que lo único que necesitamos es escuchar la música de la banda costarricense Adiós Cometa.
Qué: Disco (Velvet Blue)
Adiós Cometa es definitivamente una banda que vale la pena escuchar. Puedes enamorarte de ella o ella puede enamorarse de ti. Independientemente de cómo resulten tus sentimientos, sabrás que definitivamente hay algo en este grupo costarricense, incluso si está atascado en tus entrañas.
Sus canciones son angustiadas y anhelantes, pero no en la persecución de plataformas privilegiadas, sino en el propósito de casar la amabilidad de la estructura pop con el ruido y la estética de shoegaze. Nada es particularmente pegadizo en La isla que somos, pero todo resuena.
El sonido de Adiós Cometa puede tener mucho que ver con las diversas bandas actuales que han sido influenciadas por el post-punk, pero la verdad es que como músicos jóvenes sinceros que son sus integrantes, no tienen nada del escepticismo del punk. Se trata de una banda de rock poco común: artesana tan hábil que puede aferrarse a los fanáticos de la música indie incluso mientras aspiran, con sorprendente seriedad, a ser el tipo de agrupación que aparece en las listas del «primer álbum que compré» de algún adolescente adentrándose en su aventura melómana.
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