Surgido de la boyante cantera granadina indie pop, Apartamentos Acapulco prosigue su trayectoria en pos de encontrar una fórmula absolutamente original, que intuye más que nunca en el flamante El año del tigre.
Qué: Disco (Primavera Labels)
Tirando de personalidad, lo que Apartamentos Acapulco no puede, ni debe, esconder es la condición planetaria de su pop ensoñador, cada vez más onírico y buscando la profundidad del sonido, tal que en su arranque, a lomos de Con qué doblez tú me miras, en la que tampoco esconde un poso flamenco la mar de refrescante en su ampliación de panorámica.
Del dream flamenco abordado en esta última al ruidismo synthgaze de Ahora sé, la banda andaluza marca líneas de comportamiento trenzadas en torno a un choque continuo de contrarios, en canciones que respiran desde la calma y explotan en estribillos volcánicos, como en la intensidad flamígera desbordada en Alguien normal. En otra como No entiendo, ni quiero juega con los santos preceptos shoegazers de los My Bloody Valentine del 88.
Solo por este cuarteto inicial de canciones queda plenamente justificada la existencia de El año del tigre, aunque no pensemos que el grado de inspiración baja en el resto de hermanas. Ni mucho menos. Ahí está la cósmica granaína pop de Fuego amigo o el arrebato synthgaze proyectado en Vastida.
Eso por no hablar del toque Strokes con el Apartamentos Acapulco talla Y tú en Barcelona, donde deja muy claro la capacidad de mutación de un grupo que a través de sus diferentes perfiles es donde acaba por encontrar su rostro. Uno perfilado de arrugas tan reconocibles como profundas de intensidad, aunque también con golpes de timón tan bruscos y estimulantes como Posible final III, minimalismo arty con el que la banda cierra un tercer LP que invita a seguirle la pista en el presente-futuro.