Ruiseñora retorna con ganas de virar su viaje hacia terrenos nuevos. Raíces y cables de una tendencia que en este disco resplandece de forma literal y tremendamente inspirada.
Qué: EP (Raso)
Hay alianzas que, definitivamente, marcan un antes y después en un grupo. Esto es lo que le ha sucedido a Ruiseñora, que vuelve a la vida por medio del impacto que le generó su colaboración con Le Parody, alquimista de la electrónica de manierismos folclóricos.
De ella ha tomado el dúo integrado por Elia Maqueda y Atilio González su visión periférica para rearmarse a la hora de cantar las historias de esa España invisible a la realidad que nos muestran día a día, en la que emergen zonas como La Jara, también corte que da título a este EP, donde brota un fresco ultra orgánico de pulsiones tecno y electro, destinadas a orbitar alrededor de la voz de Elia como si de un cuadro en movimiento se tratara.
En todo momento, las bases mutan, flotan con inspiración ambient y corazón rítmico dentro de un todo en el que las raíces de la música extremeña son recodificadas en pos de una panorámica proyectada a los condicionantes del futuro-presente del pop que domina las actuales pautas de comportamiento. En este sentido, no puede haber ejemplo más significativo que Jota de los Quintos, con la que, literalmente, nos arrastran bajo las luces de neón en una bacanal tecno hiper dinámica de carácter absolutamente dance.
Solo por esta última canción, el dúo extremeño confirma que el golpe de timón dado nos va a proporcionar nuevos frutos en el futuro, cuando la semilla del plan aquí trazado florezca aún más.
Por lo de pronto, pequeños hitos como Montemayor o Huracán 2.0 ratifican las bondades de un trabajo notabilísimo, radiografía excepcional del estado en el que se encuentra la actual tendencia a hibridar folclore y gramática electrónica. Una opción que, gracias a discos como este, tiene visos de seguir dándonos más y más alegrías.