El tercer LP de Caliza es uno de los álbumes de 2021 que van a superar la ITV del paso del tiempo con mayor facilidad. No es para menos, cuando estamos hablando de un trabajo notable donde cada canción emerge con personalidad propia.
Qué: Disco (No Retorno)
Tras la publicación de un álbum tan recomendable como Mar de cristal (2018), la vida de Elisa Pérez (Caliza) no solo se topó con la pandemia, sino con una desgracia personal terrible, la muerte de su hermano. Precisamente, su recuerdo se hace evidente en Adaptación, último corte de El descenso, con la que cierra esta obra synthpop multicolor en lo más alto de su inspiración.
No en vano, estamos ante un trabajo para el que Caliza ha dado el do de pecho, mediante ríos de inspiración diversificados bajo fórmulas que van del paralelismo con el ambient paisajístico de Klaus Schulze a su reinvención de la copla, en modo cibernético, tal como sucede en El jardinero. Esta última es una de las piezas más representativas de la ambición que rebosa este trabajo, donde la intuición melódica del Franco Battiato de los años 80 fluye de forma natural por los cauces que nos recuerdan al Brian Eno de los años 70.
Pero ¿qué hace tan único a este trabajo? Para empezar, el discurso ensamblado desde el corazón del disco consigue hacernos viajar del miedo a la esperanza sin artificios ni discursos manidos. La emoción palpitante neutra que recorre la espina dorsal de estas canciones se materializa en letras que aúnan distopías y reflexiones climáticas desde las que brota un solenoide de emociones y recuerdos atrapados en melodías de emotiva y atmosférica aura synthpop. Desde esta paleta, Caliza no conoce límites ni fronteras. Sin duda, un hallazgo que la posiciona entre las propuestas más refrescantes y profundas del pop español actual.