Niño de Elche confirma su condición cósmica y canta/cuenta a coro con su círculo más cercano los pasajes de su vida con querencias hacia con el séptimo arte. Marc Sempere-Moya y Leire Apellaniz firman un atípico documental de hora y media de duración sobre uno de los creadores más libres de la España actual.
Qué: Película (estreno en España)
Un documental puede tomar muchas vías de expresión, sobre todo si corresponde al modelo de biopic. Curiosa palabra, biopic, un anglicismo a medias que etimológicamente atiende a cierta imagen relativa a una vida. Niño de Elche, si se toma la deriva metafórica, es una sucesión de instantáneas con frecuencia cambiante; asir su personalidad y mostrarla en lenguaje fílmico constituye una osadía que Marc Sempere y Leire Apellaniz han asumido con gusto, a sabiendas de que no podían construir un discurso academicista sin traicionar al objeto de sus desvelos.
Se acaba de estrenar Canto Cósmico. Niño de Elche, un proyecto con cinco años de caminar previo que tiene en su magnífico montaje un valor seguro a la hora de encandilar a los curiosos. El canto de Paco Contreras es cósmico por definición, porque en materia artística evoluciona en un entorno libre de gravedad, donde las reglas físicas no existen del todo, y los únicos «quejíos» lastimeros permitidos son los que salen de las entrañas.
Niño de Elche dejó atrás el cartelito de enfant terrible, aunque sigue siendo casi un infante y hay algo de terribilitá buonarrótica en el devenir de sus pasos profesionales. Cada nueva apuesta suya es una invitación a adentrarse en el bosque, sin miedo. Ha conseguido muy pronto hacer lo que le da la gana sin que los alaridos de los puristas le solivianten el alma, ha trascendido géneros musicales con la agilidad de un saltador de vallas y su colchón de seguridad, compuesto de personas a las cuales les late el vate, es más que suficiente. Paco sirve igual para un roto que para un descosido, desde bailar frenéticos al compás de aquél Que os follen a desubicar con sus maridajes de cumbia y taranta.
En el documental se escucha a C. Tangana (ahí andaba Paco, madrileñando en el disco del año de su amigo), Angélica Lidell, Pedro G. Romero, Raúl Cantizano, Israel Galván y sus propios padres, Paqui y Aladino, en 93 minutos de metraje alejado de todo academicismo.
El filme ya pasó hace unos meses por el Marché du Film de Cannes. Sempere es compinche oficial de Paco desde los espectáculos Memoria y Comunión. Apellaniz ha producido películas como Mudar la piel (2018), Ventajas de viajar en tren (2019), o Espíritu sagrado (2021), además de dirigir El último verano (2016), su ópera prima, y preparar actualmente otro largometraje, Zuria.