El documental de Paco Ortiz, Algo salvaje, la historia de Bambino, nos devuelve la figura de uno de los iconoclastas más importantes de la música popular española: excesivo y convencido noctámbulo, sus canciones –que se recogen en la banda sonora que acompaña la película–, son un canto a la vida oscura, a la del artista con mayúsculas.
Qué: Disco (Sony Music)
Cuando la boca te sabe a sangre solo hay dos opciones, lengua o estómago. Si viene desde las vísceras y muerde, puede que sea lo que vivió Bambino durante su vida. Atrapado en una sociedad que dejaba grietas estrechas para el arte y la libertad, fue capaz de embelesar a los mejores poetas de su generación para que le regalaran sus partituras, removió entre los clásicos y llevó hasta su terreno, que era el del pueblo, la sonata de la noche, donde la pasión es un insomne que busca un lugar donde tomar otra copa más.
Bongos que se mezclan con cajones, ventiladores que dan electricidad al compás, Bambino era la epilepsia divina, el tóxico aguardiente que desinfecta la mediocridad, una estrella olvidada que hoy reluce con la misma intensidad que lo hicieron otros bellos perdedores como Silvio o el Tío Toni.
Algo salvaje, la historia de Bambino, recorre los años de la belleza y el apetito voraz, el sudor y la cama, las paradas en las gasolineras, los botones abiertos de la camisa, las cajetillas de Fortuna… un camino salpicado de sinsabores y autenticidad, de leyenda de dandi demacrado, de arrastre y resurrección.
Los singles de Bambino cuando comenzaba el siglo eran armas arrojadizas en la oscuridad de la España indie; luego llegó Enrique Bunbury y muchos comenzaron a creer. Tatuaje en la pared de los moteles cerrados, en la sagrada Virgen de Ocaña, en los retratos de García-Alix… Manuel Alejandro entre los brazos de otro, amor de cinta callejera, de botín polvoriento, de Bambino. Ahí sigue la pared.
Sony Music acaba de lanzar una edición que incluye la banda sonora en CD más el documental en DVD. Y a partir de marzo estará disponible en versión LP+DVD.