Agustina Guerrero «La volátil», argentina establecida en Barcelona, emocionó al público con su anterior entrega, El viaje. En esta ocasión nos propone otro tránsito en La compañera, esta vez más emocional y evocador, donde encontramos retazos del pasado, poesía visual y un uso de los tonos y la viñeta que permite que lo onírico parezca real.
Qué: Libro (Lumen)
Desde la Argentina hasta Barcelona, las imágenes y los diálogos de Agustina Guerrero están en viaje continuo. Sus personajes –y ella con ellos–, saltan desde la red hasta el formato físico, la novela gráfica, el tebeo. No es importante llegar, lo que cuenta es el camino recorrido.
Si en El viaje el destino era Japón, con el espíritu de la maternidad todavía presente, la nueva entrega de «La volátil» es más una exploración interior, un viaje lírico hacia las raíces, semillas del ayer que impregnará con su olor el futuro.
Acompañada por una sosía fantasmal, una amiga invisible de madurez, la autora se adentrará en espacios de su interior emocional mezclando lo narrativo y lo onírico, lo anecdótico y lo poético, dando forma al contrato vital, atravesando como en un cuento de hadas estratos existenciales para adentrarse en líquido depurado de su realidad.
Agustina Guerrero mezcla en este álbum la instantánea cotidiana de la infancia y primera adolescencia con un presente lleno de inseguridades, pero también esperanzado. Escarba acompañada el sí misma para dotarse de los elementos necesarios que den luz a su mundo.
La variedad estilística, el uso de los tonos, las metáforas estéticas y el uso y desuso de la viñeta nos ofrecen una obra en la que se mezcla el diario personal, las polaroids del pasado y la métrica perfecta del lirismo gráfico para conformar una obra generacional que es, a la vez, un capítulo más en la autobiografía de la autora.