Posiblemente, este año no haya un título más representativo de la identidad musical de un artista que este Fuera de lugar de Kora. Inclasificable e impredecible, con este álbum la joven artista catalana se reafirma como proverbial culo de mal asiento al que no perderle la pista.
Qué: Disco (La Marea)
Imbuido en las profundidades del pop en slow-motion, Kora nos regala un absorbente álbum policromático. Así, en Fuera de lugar, la música catalana de veinte años impone la regla del «todo vale» por medio de un crisol de canciones encauzadas desde los más diferentes frentes.
Ya sea desde la propulsión pop star de La fiesta o en la melancólica saudade bossa nova tejida en No me quiero levantar, el recorrido andado no entiende de previsibilidad ni lugares comunes. No cuando es capaz de empujarnos en pura ambrosía jazz, tal que en No quieres + o en el perturbador viaje folk cifrado en los genes de Bajo cielo.
Eso sí, ningún trago es tan sabroso como la alucinación dream pop bailable, en modo r&b soft, de Como si nada. Sin duda alguna, esta es la muestra más resplandeciente de un trabajo al que tampoco le sobra ni un gramo de las once canciones que lo componen.
En definitiva, nos encontramos ante el típico primer LP, en el que la autora intenta plasmar todos los vértices referenciales de su educación musical. La diferencia con la mayoría de casos es que, en esta ocasión, lo que nos muestra Kora es un conjunto de temas hiper-maduros y bien formulados, para tratarse de un disco nacido de la explosión posadolescente. En base a esto, no cabe más que certificar el hallazgo de un nuevo talento a sumar a la lista de grandes valores emergentes de la actual realidad pop.