La última cabaña, novela de Yolanda Regidor, está articulada sobre un falso diario escrito por Escolta, un personaje en la búsqueda de la más compleja de las redenciones, la que no se puede conseguir. La soledad del protagonista, llena de pasiones sangrientas, sirve como sagaz definición de la entropía existencial en la naturaleza.
Qué: Libro (Lumen)
Un lugar en el final de la tierra, allí, donde el hombre se vuelve animal y el terruño, salvaje y violento por necesidad, se enfrente a la tóxica elaboración digital, es donde Yolanda Regidor ha situado una de las novelas más extremas de la literatura española más reciente.
Sin gratuidad en la descripción de un alma moribunda, la autora desmenuza los demonios del pasado de un hombre, el Escolta, para articular un puzle donde se recogen los fantasmas, los odios, el apetito insaciable de alguien abocado a la destrucción.
Manejando los tiempos del solitario en los arrabales y las afueras, como lo hacía Luis Goytisolo, Miguel Delibes y otros maestros de la depresión muda de una sociedad enferma, construye personajes que desconfían ante el extraño pero que, al compartir el estigma de la soledad, son capaces de llegar a comprender las distintas formas de su dolor.
Yolanda deja que breves rayos de esperanza en forma de comunión breve con la naturaleza alivien la flagelante deriva de alcohol, piras de libros y cenizas de una existencia carente de la más mínima pureza. La última cabaña de Yolanda Regidor se nos muestra como una historia sobre los estertores finales de una existencia fracasada que acaba provocando en el lector una cierta empatía ante la abrasiva lija que ha moldeado el pasado de su protagonista.
Un libro que demuestra que en el silencio de la naturaleza la pena puede aullar con más fuerza pero que también existe brea lo suficientemente consistente como para ayudar a enhebrar la más antigua y profunda de las heridas.
