Enfocado desde una perspectiva volcada en el concepto hyperpop, Putochinomaricón retorna con un nuevo álbum para nada acomodado. Autodescubrimiento al cubo para un ser sumergido hasta las entrañas de la inflexión digital.
Qué: Disco (Elefant)
Nada más arrancar el reciente álbum de Putochinomaricón, canciones como AliExpress muestran cómo para su metamorfosis está más cerca de propuestas british como Gazelle Twin que de las variantes más vanguardistas de lo que entendemos como pop hoy en día. Vistos los resultados en filigranas anime pop como Tamagotchi, no queda más que arrodillarse ante tamaña reafirmación creativa de un músico infectado por el virus de la inquietud.
Capaz de recordarnos a la versión hyperpop de Mecano en DM o de poner contra las cuerdas a Rojuu en Adulto incomprendido, Jájá Équísdé (Distopía aburrida) destila un aura general de bizarra despersonalización estilística. Una labrada en pos de armar un espacio imposible identitario. Todo por parte de un tipo henchido de razones para clavar una pica en la cima del pop facturado en el actual imaginario musical español.
Volcado en encontrar el meridiano entre lo que supone experimentar y el juego de laboratorio, estas once canciones triunfan por un hecho central: conformar el patrón artístico necesario donde la pulsión pop se hace más clarividente cuanto más riesgo esconde la formulación planteada. Así es con la esquizofrenia bass pop de International Call o en el desenfreno dance autotune labrado en Chique de Internet.
Y es que allá donde otrxs solo ansían el reconocimiento masivo del like, Putochinomaricón prefiere transcender a través de romper los esquemas del juego. Fascinación ultra digital ante la que no nos queda otra opción que perdernos irremediablemente.