La cantera, el primer disco de Guitarricadelafuente, editado por Sony Music, es un compendio hipnótico de rumba marinada con jota, electrónica brumosa, lamento sacro de jazmín y avant-pop. Un sueño volátil de folk y cantares de río y cueva.
Qué: Disco (Sony Music)
Guitarricadelafuente es un músico transhumano, insuflado del toque y la electrónica brumosa, de la jota y la rumba, del post-rock, un aventurero que igual te remite a Jeff Buckley en la brumosidad minimalista de Mil y una noches que en Amanita habla de Albarracín mientras las percusiones y el fraseo nos lleva a la frontera oscura donde conviven Francisco de Goya y Santi Araújo.
Vodevil mínimo, baterías de art-punk, el sur de guitarras limpias donde descansaba El Hombre Burbuja y en Flor de caramelo la guitarra criolla, el contrabajo y el piano nos lleva a Joao Gilberto y Antonio Carlos Jobim poniéndole nombre a bossa nova. Y es que hay algo de saudade, de melancolía del sur, desde Teruel a Granada, de cajón al temple de las palmas.
El tema La filipina es un arrobo de buenaventura, un tema de una belleza purísima. Todo el primer disco de Guitarricadelafuente es un destilado de toque de muerte en vida, como la sangre de las manos de Víctor Jara lloviendo mientras sube a los cielos, como Silvia Pérez Cruz llevando buganvillas a la tumba de Enrique Morente, solo hace falta escuchar La algarabía.
Desde que la nieve comenzó su andadura como incendio y los sintetizadores marcando el eco, al modo de un caballo que cruza un río, Caballito es como el anís que trasiega Javier Corcobado cuando se va al cuplé, como los bajos de Xavi de Peret que estaban más cerca de los Stone Roses que de Los Amaya… Es Guitarricadelafuente la experimentación del alma, como si Les Conches Velasques arreglaran un disco de saetas a Joan Manuel Serrat, un mito en ciernes.