Enfrascados en la depuración de un estilo cada día más interiorizado, una suerte de indie rock urbano, los miembros de Camellos se han sacado de la manga Manual de estilo, su tercer LP, un trabajo en el que la banda sigue sonando tan fresca como el primer día.
Qué: Disco (Limbo Starr)
Y llegamos al «difícil tercer disco», y Camellos se lo han tomado con absoluta naturalidad. Sin presiones de estilo ni búsquedas hacia vías que los descentren de su camino. El mismo que va de The Clash a Los Enemigos. Precisamente, Josele Santiago hace una aparición estelar en Cambios de humor, primer peldaño de tan inspirada escalera de caracol en torno a los referentes que pueblan su mundo de bar de barrio.
Porque no hay más que escuchar joyas rock templadas con aire strummeriano como Blessed o el recuerdo a My Girl en Peligrosamente. Cortes que marcan el arranque de un disco chulesco y orgulloso de serlo. Vitamina C rock que incluso toca palos proto-synthpop como la fabulosa La hora llorar, donde aires soft rock engalanan de magnetismo su estribillo.
En Divorcio, la energía Clash retorna en un pildorazo punk pop altamente emocional que también recuerda a los Jam de Setting Songs. Palabras mayores para un trabajo que rezuma inspiración por los cuatro costados. Uno para el que han tirado de su capacidad natural para jugar con la bipolaridad de la sonrisa torcida que nos depara el abecedario de las rutinas vitales.
Dicha pauta lírica queda plenamente certificada en Adicciones, donde juegan a introducir dejes post-hardcore en su receta sin que se note lo más mínimo. Y es que por detalles como este es por lo que Manual de estilo gana en cada escucha, más allá de la sencillez con la que enhebran estribillos de exultante belleza tabernaria.
Polvo de ángel y arena de tasca para una demostración cum laude de lo que significa encauzar referentes para removerlos y mirarlos de tú a tú, a la face. Sin medias tintas, con orgullo de saberse poseedores del don del himno oficial anti resacas.
