Una desmitificación deliberada del supuesto glamur de los ambientes de la música clásica contemporánea, a base de anécdotas, vivencias y pequeñas miserias que se resuelven con ironía y nos demuestran que Manuel Pacheco posee una pluma incisiva y una capacidad confesional reunida con mucho acierto en este libro.
Qué: Libro (Caballo de Troya)
¿Qué es la música clásica? ¿Un árido pasillo lleno de retratos antiguos, de rostros cansados, de imitaciones atonales? ¿Existe un lugar en la sociedad digital, en la de las mixtapes y listas de reproducción para desarrollos que exigen disciplina y, sobre todo, tiempo? ¿Podemos concentrarnos lo suficiente? ¿Estamos, en definitiva, dispuestos a ofrecer a la música las mejores condiciones posibles?
En Las mejores condiciones, su primer libro en Caballo de Troya, Manuel Pacheco ofrece un entramado de recuerdos y de reflexiones sobre cómo es posible encontrar un tiempo y un espacio para la literatura y la música clásica, mantenerse vivo en la tercera dimensión, la velocidad con la que transcurren las cosas, la velocidad que exigen los días.
Imagina una escolanía, con sus pasillos, con la coliflor cubierta de bechamel, con soñar en canelones. El sueño recurrente de la disciplina, de la repetición, del no alcanzar ya no los sueños, simplemente el mañana, de una manera correcta.
El autor, que vivió en un internado algunos años, busca en sus personajes la dulzura, la empatía, ese espacio íntimo de la convivencia que hace que, muchos lustros después, cuando vuelven a encontrarse se genera una telaraña de recuerdos, anécdotas, guiños y secretos, en los que uno no sabe dónde comienzan los personajes y termina el autor.
Manuel Pacheco, habitual en las páginas de la revista Letras Libres, donde escribe sobre música y literatura entrega un libro donde todo resulta auténtico, inteligente y con una delineada sorna que hace de su lectura un concierto narrativo a la altura del que nos ofrecen los grandes nombres de la literatura, trufado de arreglos y acompañamiento melódico de primera categoría.
