Tres años después del mini-LP Disforia por fin tenemos en nuestras manos el nuevo álbum de Nevver. Una formación que subraya la realidad que estamos viviendo en estos últimos tiempos: que en el bedroom pop se encuentra la vía de entrada de la música pop que va a documentar los momentos de éxtasis creativo de esta generación.
Qué: Disco (Elefant)
Como si se encontrara en algún lado entre Agorazein, Sen Senra e Interrogación Amor. Quizá esta sea la mejor manera de entender la mutabilidad expresada por Nevver en 999. Entre dichas tres esquinas referenciales aflora una decena de canciones milimétricas en su capacidad para mostrar como los rodamientos neopostpunk que ha vertebrado la banda se trufan de pura alquimia trap, tanto en la producción como en el flow vocal adoptado en todo momento. Cortes como Gritos de euforia nos hacen pensar en una especie de The Cure cortados bajo patrones sónicos como los comentados.
Esta tendencia, radicalizada por Somos La Herencia en su último LP, trasciende aquí por medio de un uso permanente de la oscuridad como deje expresivo. Dicha sensación también se palpa en absorbentes ejercicios ambient-house como Hacemos el amor con la ropa puesta. No hay límites en las formas adoptadas por Nevver a lo largo de un cancionero propuesto bajo el hilo conductor del repetido homenaje al poeta Féliz Francisco Casanova (1956-1976).
Todos los títulos de las canciones aquí reunidos han sido extraídos de poemas del autor canario. Cortes que, como en Te veo en cada vaso de agua, apelan al flow heterogéneo que conjuga sus significantes en una suerte de dark urban. El resultado no podría ser más consciente de sus propios objetivos. Una joya que por su singularidad y personal panorámica jamás debería pasar desapercibida entre la gran cantidad de lanzamientos diarios.