Maria Jaume retorna tras la excelente acogida que tuvo Fins a maig no revisc, su álbum de debut, y lo hace con un delicioso conjunto de canciones pop alambicadas entre la melancolía heredada de grupos como La Buena Vida y homenajes a eternos de la materia como Magnetic Fields.
Qué: Disco (Bankrobber)
Precisamente, en este, el segundo álbum de Maria Jaume, hay un notable subrayado pop con respecto a al primero de esta mallorquina afincada en Barcelona. Nueve cortes cocinados con temple para que nada suene por encima de la equilibrada línea de flotación a través de la que emergen caricias pop como 2008.
Este es el sembrado arranque de un trabajo donde todo detalle ha sido perfilado con suma precisión. Costura pop de hilo fino que ha contado con la aportación de Víctor Ayuso en labores de producción. Precisamente, el eco de Renaldo & Clara (formación de Víctor) prende en todo el recorrido propuesto para la ocasión.
Uno en el que la tristeza cobra forma en todos los tonos posibles: ya sea desde el brío sixtie de A final de mes, que incluso podría recordar a una versión lánguida de las primeras Nosoträsh y en la que cuenta con la alianza de Núria Graham, o por medio del folk esquelético que marca el pulso de Procés natural.
Cortes como estos son los que marcan el guion de un trabajo concienzudo que se degusta en veintidós inspirados minutos. A lo largo de los mismos, nos topamos con la voz timón de una Maria portadora de una dicción vocal abonada a la saudade del tono neutro.
A partir de este camino de baldosas amarillo, Maria busca luz en su discurso. La misma que vislumbra entre las rendijas de temas como Me desplom o Tombats en es sol, esta última de inconfundible aroma Le Mans. Más que suficiente para darle una oportunidad a un disco ideal para días lluviosos de verano.
