Letras combativas y una estética mestiza es lo que marca el tercer álbum de la compositora chilena Mariel Mariel. En doce canciones en las que también colaboran artistas como Lido Pimienta o Flor de Rap, La batalla construye un relato personal y colectivo para hablar de la Matria y alentar los sentimientos de resistencia, autoconfianza y sororidad.
Qué: Disco (La Matria)
El segundo LP de la chilena Mariel Mariel comienza con un plano general. Una intro que, entre susurros, percusión latina y aires de trap, revela el contexto, la situación; sugiere –incluso– ciertas imágenes. Un campo de batalla listo para lo que venga, un grito colectivo gestándose, una historia (formada por miles de pequeñas historias) ebullendo, queriendo mostrarse, compartirse y extenderse por un territorio a veces hostil, pero aún así, querido. La batalla empieza, y Mariel Mariel no se guarda ninguna de sus armas.
Concebido como un relato de su transición desde México (donde Mariel Villagra residió por varios años) a Chile, el sucesor de Foto pa ti (2014) es una recolección de historias, de luchas personales, de vivencias que representan el poder y la fuerza femenina. Para esto, además de las letras combativas de índole feminista y una estética mestiza que combina los géneros urbanos con la música de raíz latinoamericana y elementos electrónicos, Mariel Mariel juega sus cartas para concretar la Matria, y las únicas colaboraciones que encontramos en el disco son de tres mujeres que simbolizan coraje, libertad y arte: Lido Pimienta, Flor de Rap y la legendaria artista chilena Cecilia.
De los límites, la canción que entona junto a la colombiana Lido Pimienta, es uno de los puntos altos de La batalla. Aquí, el ritmo afrolatino, la electrónica y el pop se juntan para encender un ritual de empoderamiento, de autoconfianza y sororidad; un canto contestatario que, como es costumbre hoy en la música chilena, también se puede bailar: «Me dijo mi madre y mi abuela que no les creyera, que saque la voz par dar la batalla. Un, dos, tres por mí, por todas mis compañeras. Somos bandera de revolución. Somos almas viejas en resurrección», es parte del grito de guerra que continúa con la narrativa de los «y va a caer, el batallón que viene a la carga no tiene miedo, tiene palabras», de Y va a caer, o al «Después de tanto silencio, nuestro momento es ahora. Hay que sacar los tambores», anunciado con bravura en Hay que sacar los tambores.
El homenaje de Mariel Mariel es a todas. Tomando a Frida Kahlo (en el tema Frida Lokah) como referente para hablar de rebeldía, y aferrándose al espíritu ecléctico, movedizo y luchador que caracteriza a las mujeres de este continente surrealista y golpeado en tantos aspectos, la compositora y activista quiere invitarnos e incitarnos a encontrar la llama de la resistencia para no soltarla jamás, y quiere que la encontremos –y la mantengamos encendida– juntas. «Nos parecemos porque inventamos formas de resistencia», dice en el tema final, La batalla, como acercándonos, sea cual sea nuestra realidad. Ese es el camino, y Mariel Mariel lo sabe y ayuda –en su ley– a construirlo. La batalla es una descarga musical vibrante, rabiosa y luminosa que une y que anticipa que algo más grande está por venir.
