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viernes 22 de noviembre de 2024
Almudena Grandes

Todo va a mejorar

Almudena Grandes

En su novela póstuma, Todo va a mejorar, la querida y admirada Almudena Grandes se adentra en un futuro cercano donde denunciar la felicidad puede ser un crimen contra el Estado.

Qué: Libro (Tusquets)

¿Qué sucedería en una España distópica, más cerca que lejos, en la que un nuevo partido político arrasa en las elecciones? Con ecos del último Houllebecq, la novela póstuma de Almudena Grandes profundiza en los mecanismos de la democracia, en los elementos de la conspiración: allí donde la política ha demostrado ser un dinosaurio, la mutación del Gobierno a una empresa formal, con un consejo de administración tomando el Consejo de Ministros llevará a situaciones de fascismo enciclopédico.

Un fascismo que llega al poder a través de las urnas. Elementos que recogen parte de la tradición de la elucubración política de los 80, como cuerpos de vigilantes para contener olas de vandalismo o realidad impuesta en países con tradición dictatorial donde el acceso a Internet está limitado por el Gobierno utilizando excusas paupérrimas.

Almudena Grandes se acercaba a la próxima realidad elucubrando, pero apostando a caballo ganador, recogiendo el uso de la pandemia, la que llegó y las que están por llegar, como cerraduras para las bocas que reivindican la libertad individual frente al aparato opresor y condescendiente del Estado y las distintas entidades supranacionales.

La misma fortaleza aparente de ese malvado imperio galáctico regional provocará la respuesta de mujeres y hombres, de elementos individuales que son los que pueden derrotar los engranajes infinitos de la locura tecnócrata cuando se lleva hasta límites desproporcionados de planificación.

Sobre su novela, la autora madrileña expresó en su momento: «Empecé un proceso curioso que no habría podido pasar sino en el confinamiento. En cinco semanas me escribí un Moleskine y la mitad de otro. Como no podía andar por las calles de Madrid para pensar, como suelo hacerlo cuando escribo, lo hice por el pasillo de mi casa todas las tardes durante hora y media. Llegó un momento en que no veía las paredes sino lo que tenía en mi cabeza. El 7 de mayo de 2020 la empecé a escribir. Me di ese regalo en el día de mi sesenta cumpleaños».

El último capítulo de Todo va a mejorar está escritor por el marido de Almudena, Luis García Montero, poeta, escritor y actual director del Instituto Cervantes. Él mismo manifiesta como fue dicho proceso de escritura: «A ella le faltaron fuerzas para emprender el último capítulo planeado, La Transición. Durante sus tres últimas semanas de vida, cuando la muerte se convirtió en una realidad, me explicó cómo quería acabar la novela, leímos juntos las anotaciones de los cuadernos, hablamos de las posibilidades y me pidió que escribiese yo lo que iba a quedar sin concluir. Quería que sus lectores conociesen el final de la historia que ella había imaginado.
Eso es lo que he procurado hacer en el último y breve capítulo de este libro. No he pretendido, desde luego, estar a la altura narrativa de Almudena, sino escribir, como ella quería, unas páginas que siguiesen sus indicaciones. Espero no haber traicionado el amor que sintió por sus lectores, sus lectoras y sus personajes».

Almudena escribía sobre un tema clásico: ¿Libertad o seguridad? ¿Y si lo votamos? ¿Y si lo que se vota está mal votado? La Grandes, en su última novela, deja claro que no podemos creer lo que leemos, lo que escuchamos, lo que vemos. Todas la fuentes están contaminadas. Sobre todo las que niegan la necesidad de mejorar.

> Leer fragmento aquí.

Almudena Grandes Todo va a mejorar

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