El rock brumoso de Depresión Sonora presenta El arte de morir muy despacio, una obra en tres actos donde conviven la rabia y el amor, la introspección y la sangre.
Qué: Disco (Sonido Muchacho)
Estamos un poco perdidos. Entre la bruma encontramos guitarras perezosas atrapadas por las voces de las sirenas, Depresión Sonora tiene afterpunk en el menú, también onda fría y ochentas que llegan hasta hoy: no sabemos qué océano trae la lluvia, de dónde salen esas baterías octogonales y ese bajo Peter Hook que completa la sección rítmica de la banda.
Imaginamos que existe un lugar en el corazón destrozado en pedazos para acordarse de las botellas que caían del cielo cuando contábamos hasta el 713avo Amor, cuando el primer Sr. Chinarro envasaba óperas en bolsas de plástico. Canciones como Te buscas a ti mismo para ser feliz parecen mensajes desesperados dejados en el contestador automático de los hermanos Mertamen. ¿Llaman desde el futuro para explicar el pasado?
Obra conceptual en tres actos, de autosuficiencia y electricidad heladora de la que sonaba en la cabeza de Bunbury cuando escuchaba las olas que no cesaban, golpeando contra su pelo rojo, el mar no cesa, el mar otra vez, Voy a explotar es un sacrificio a divinidades que se filtran entre las rendijas de la existencia, pensamos en Alphaville o en las edades del óxido.
Instrumentación epiléptica, vampiros que se esconden de la policía política, sintonizamos a Polanski y el Ardor, a los uruguayos de Los Estómagos de Tango que me hiciste mal, Marcos Crespo tiene algo de profeta encerrado en un psiquiátrico que envía sus canciones al exterior a través de palomas digitales, con archivos de mp3 en el estómago.
Un disco de la generación del clorhidrato de prolintano, una generación de lluvia ácida, la familia, la tía, medir la vida en gramos y en odio y en bases orgánicas que parecen sacadas de un replicante. Uno de los descubrimientos de los últimos meses. Todavía con la boca abierta, la mandíbula batiene, el recitado del poeta que mezcla pastillas y amor. Como casi todos nosotros.