En medio de un viaje al pasado, Julieta Venegas se encuentra, se acepta y se elige. Su más reciente álbum, producido junto al chileno Alex Anwandter, es una combinación dulce entre la calma que entrega la aceptación de uno mismo y el baile enérgico que brota de lo que está por escribirse.
Qué: Disco (Lolein Music/Altafonte)
En su octavo disco, Julieta Venegas hace las paces con su pasado; lo revisa, lo analiza, lo agradece. De la pila de recuerdos extrae nuevas reflexiones y de los errores, aceptación. «Deja a tu pasado ser parte de ti, lleva con orgullo tus errores», reza la canción que da nombre a un álbum que afirma con amor, nostalgia y convicción eso que alguna vez le escribió Silvia Bustamante a Wang Wei en el poema Junco; que nada nos destruye, porque somos lo que nos pasa.
Tu historia es el primer disco que edita Venegas tras su separación de Sony Music. La vuelta a la independencia y el confinamiento de 2020 fue un buen momento para mirar hacia adentro, tener una charla con las cicatrices y encontrar ahí, en ese diálogo, un equipamiento para lo que venga, para encarar con mejores o renovadas herramientas el futuro.
Las diez canciones que conforman Tu historia buscan desestigmatizar la nostalgia –que muchas veces aprieta el pecho– y abrazarla, vivirla con la dignidad de quien vive cualquier acto cotidiano, porque esto también lo es –y cada vez más fuerte con el rápido correr de los años. En este camino de autoafirmación resulta hermosa la convivencia de los dos mundos musicales que respira la compositora. Encontramos –en canciones como Te encontré, La nostalgia, Tu historia o Despechada mexicana– un sonido familiar, más acústico, con guiños a la música ranchera y con las dulces melodías pop a las que nos acostumbró Julieta en Sí (2003). Por otro lado, una estética ochentera se asoma de la mano de sintetizadores, fuertes percusiones y texturas más plásticas que evidencian el trabajo de producción de Alex Anwandter y que son –en materia de innovación– los highlights del álbum.
La colaboración con el músico y productor chileno sumó además exquisitos arreglos de cuerdas, grooveras líneas de bajo y atmósferas bailables y oscuras; a veces incluso siniestras, como en el caso de Caminar sola, canción en la que la mexicana visibiliza los machismos con los que hay lidiar cada día y presenta una mirada desafiante y feminista sobre el tema.
El corazón de Tu historia, sin embargo, no radica en los nuevos sonidos con los que experimenta Julieta Venegas. Su peso y su valor no está concentrado en la fina producción o en el riesgo –hermoso, sin dudas– de mezclar la tradición ranchera con un mensaje feminista, o el acordeón con la herencia de Kate Bush. Tu historia es importante porque es una obra personal, un relato delicado que comparte una vida de amores y desamores, de idas y vueltas, cuya máxima es simple y la canta Venegas con pasión, con profunda emoción, al final: «No te olvido, pero me toca sacarme / Tomarme la mano y hablarme lindo / Me toca mimarme y cuidarme, y hacerme el amor / Me toca quererme a mí». El mensaje es claro y Julieta lo deja en el aire como un suspiro de alivio, de agradecimiento, de fe.