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domingo 24 de noviembre de 2024
Enric Montefusco
Foto: Gustaff Choos

Viaje al centro de un idiota

Enric Montefusco

Enric Montefusco es un poliedro en construcción, un ente creativo que funciona en dimensiones distintas a las habituales, fuera de modas o, más bien, creando las suyas propias. Su pasado es una historia que está por contar y su presente lo ha dejado frente al abismo brumoso de su propia personalidad.

Qué: Disco (Satélite K)

Un disco como Viaje al centro de un idiota, dividido en dos partes, «Infierno» y «Purgatorio», sitúa los textos en el foco de la narrativa musical, dando a la eficaz instrumentación minimalista el papel de colchón sensible para las palabras, recitados que caminan hacia el recitado, el spoken word. La voz de Enric Montefusco es épica de acordeón y aguijón, como en El astro rey, psicodelia animista en Épica neurótica, donde es capaz de mezclar los juegos de voces de la escuela de Vainica Doble con sintetizadores esquizoides a lo Martin Rev.

Recitados intermedios de versos que acometen la desdicha y el espejo destruido, mientras la locura se mezcla con el hambre atrasada: escuchar La escalera oscura, que se eleva hacia cánticos casi tribales, ancestros tradicionales de noches donde se mezcla el rubicón de Poch con la maestría postmoderna de Roldán como en la miniatura El sandunguero.

La primera parte de disco termina con la poesía brumosa de Cuando me despierte que comparte el mismo puerto que Pablo Und Desktruction, con unas guitarras que cortan como una navaja haría con un corazón seco. La segunda parte del LP, cinco temas, o segundo disco o, simplemente «Purgatorio», tiene un aire de Scott Walker revisando los discos macabros de Luis Eduardo Aute, con los violines y las guitarras acústicas que amamantan el fraseo de la colección de canciones de sarcófago y espera, temas como Soy tormenta o Como en los cuentos, lo acercan a propuestas que beben de la interioridad y la palabra, de la tradición y la huida. Lorena Álvarez, Julio de la Rosa…

Dos discos en una historia, una voz inconfundible, escasez controlada de arreglos que, a pesar de todo, llena el abismo como una tormenta de locura y muerte en el eco percusivo de la espera. Animismo pop en un mundo donde lo urbano ha muerto y ha sido sustituido por la intimidad del recuerdo familiar, llena de hambre y locura. Un disco de factura impecable que demuestra que Enric Montefusco sigue siendo uno de los compositores e intérpretes más dotados de España.

Enric Montefusco Viaje al centro de un idiota

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