Ray Loriga ha vuelto. Ray Loriga nunca se fue. Ray Loriga y tú. No necesitas más. Su protagonista se mimetiza contigo, con él, con otros protagonistas de Ray Loriga. Come pescado, bebe cerveza y fuma. Ray Loriga es un adicto al amor y, ahora, un malandrín que escapa de la muerte, desde las calles gastadas de Lisboa hasta las cápsulas para un suicidio de lujo en Suiza. Loriga nunca podrá ser cursi porque para él el amor es una lata de cerveza que ya casi está terminada, tibia y, si te descuidas, con la ceniza del cigarro de alguien dentro.
Qué: Libro (Alfaguara)
La vida, al final, tiene más de muestras, la vida son pequeños pedazos de felicidad. Es difícil quedar saciado con esos trozos pequeños, pero, al menos, te quitan la sensación de hambre. Atiborrarse de felicidad indica que es de mala calidad. Marca blanca de felicidad. Portugal y el amor. Portugal es un país somnífero, de grietas grises y donde uno pone un poco de ginebra hasta en los vasos de melancolía. Suiza ya estaba en Trífero.
La amistad tiene algo de espera y de botellas vacías de cerveza. Hablar de la muerte y vestir de negro resultaba sexy entonces pero cuando tu mejor amigo decide ir de vacaciones a la casa de la muerte hay que estar atentos. En este libro las bajas pasiones desordenan las páginas. Luiz –el proyecto de muerto–, nos iba a dejar a todos por el camino no porque nos consideraba lastre que arrojar por la borda, sino porque el camino simplemente se termina.
De pronto ya no es Suiza, ni Madrid (por supuesto), es Lisboa, la de Vila-Matas (en Montevideo) y, sobre todo, la invernal de Muñoz-Molina. Luiz, como todos los buenos lisboetas es el recuerdo de un incendio. Luiz es una supernova o un agujero negro. Según como lo quieras ver, claro: «Como quien se aleja de sus problemas al escucha el tren en el que viaja y, sin pensar en el origen o en el destino, encuentra paz en el mero traqueteo».
En este verano que se multiplica nadie sabe muy bien quién termina con quién. Suiza, una cabaña. Comida de lujo. Alcoholes delicados. Los más peligrosos. Libros para morir. Libros para intentar seguir viviendo. Leer a mujeres. Ellas saben de la vida. Aquella partida de ajedrez que siempre convoca a la muerte. «Si algo me entusiasma de la muerte es que sea el final definitivo de todas estas patrañas. No es el siguiente capítulo de nada».
Más allá del amor y sus distintas formas de expresión: ¿qué lleva al personaje hacia la muerte? El equilibro del mundo no tiene sentido. Miles de personas que buscan la supervivencia y él, con su aire de príncipe del primer mundo, la muerte.