Con más de dos décadas a sus espaldas y seis años desde su anterior LP, Havalina prosigue su trayectoria. El retorno no pudo ser más positivo, con una banda en plena consciencia de sus poderes.
Qué: Disco (Independiente)
Poseedor de una capacidad más que labrada para dotar de atmósfera todo lo que toca, Havalina ha ido puliendo y añadiendo matices a su fórmula con el paso de los años. El resultado de su evolución se constata en trabajos como Maquinaria, en el que dotan de una pulsión más orgánica a su molde de corazón synthgaze.
Dicho cauce queda perfectamente definido en un corte como Charco. Igualmente, no nos engañemos, si por algo se caracteriza este álbum es por la amplitud de miras manejadas. En este sentido, no sorprende que la banda sea capaz de emular a los Depeche Mode de Black Celebration en temas como Deconstrucción e Himno nº 9, piedra angular sobre la que se sostienen los cimientos de este álbum. Uno en el que también toman el libro de estilo de los Sonic Youth de Daydream Nation en las guitarras de Circuito cerrado.
Cortes como los mencionados acentúan la idea de estar ante un jacuzzi al pasado de libro, aunque, en su caso, matizado por la personalidad intransferible de una formación que hace que grupos como Editors o Interpol suenen como bandas menores. De ello, se encargan temas como Arsenal o el que pone título a este LP, en los que incluso nos llevan por un camino con flechas señalando a los reyes del metal industrial, Godflesh.
En otros momentos, como La rueda, Havalina tira de electrónica minimalista cercana a grupos como Hood. Indietrónica rebosante de misterio que refuerza la sensación de estar ante un trabajo que será clave en la trayectoria de un grupo que incomprensiblemente una vez más ha demostrado porqué es uno de los más infravalorados de la escena musical española.