Vera Fauna vuelve al ring discográfico después de su más que prometedor álbum de debut. Tras degustar semejante manjar de matices, el sabor de boca que dejan estas once canciones no podrían ser más satisfactorio. No en vano, estamos ante un disco que, ante todo, rezuma frescura por los cuatro costados.
Qué: Disco (Ernie)
Como si se hubieran fusionado Extraperlo y Pony Bravo en una versión única. Esta es una de las diferentes mutaciones a las que invita la imaginación tras escuchar el segundo LP de este combo sevillano. Una para el cual la saudade es un leitmotif atmosférico con el cual dar cuerda a su caleidoscópico blues pop rumbero. El mismo en el que, tal como sucede en ejemplos tan elocuentes tal que Mira lo que tengo, son capaces de haceros recordar al mejor Kiko Veneno, entre otras facetas del surtido de sonoridades encapsuladas entre los surcos de semejante artefacto de nostalgia veraniega.
El propio Kiko hace acto de presencia en Martes, corte estrella dentro de tan inspiradas muestras de labor instrumental. Canciones que suenan a pop de puchero, magia de la cotidianidad definida en espasmos de inspiración acústica como Estrella de papel.
Dentro de dicho cauce, entran soleadas muestras de tropicalismo onírico, como en la deliciosa Te veo bien. Y es que muestras como esta última no hacen más que ratificar las enormes bondades atesoradas por un grupo que parece querer buscar su hueco en el panorama pop desde el lado dream de la ortodoxia andaluza.
Simbolismo costumbrista que recoge inspiración de toda muestra cálida estilística que cuadre dentro de su particular fórmula. Una que ha sido cuajada entre el gesto más natural posible y la intención por armar un sonidero de rasgos tostados en su habilidad para coser canciones al vuelo, como si surgieran solas, sin el más mínimo esfuerzo.