Fino Oyonarte, productor de la primera ola de la música independiente local, miembro de los míticos Enemigos, referente del eclecticismo y la seriedad del rock adulto en España, edita su segundo LP en solitario.
Qué: Disco (Buenaventura)
Encontramos a un maestro volviendo a la pizarra con la misma ilusión de siempre, las tizas afiladas, el borrador dispuesto, la sonrisa sobre la tarima. Es Arrecife una obra delicada que se sustenta en lo acústico para acabar resultando desgarradora. Cuerdas y más cuerdas que atan a su autor a tierra cuando son las sirenas del abismo las que lo reclaman.
Una intimidad orgánica que nos hace arder en mitad de Tormenta y nos recuerda al mejor Diego Vasallo, el homenaje saciante a «There Is No Way To Say Goodbye» de Leonard Cohen en la majestuosa Tan lejos o los arpegios llenos de la belleza del viento del norte que sobrevuelan como gaviotas resacosas todo el disco. Es un folk de desazón, es brumoso a la manera de Santi Araujo, sin más violencia que la desatada por un corazón quebrado.
Los violines que emergen, como malas semillas, en Entre tú y yo recuerdan a los arreglistas elegantes con bigote que reinaron en el tránsito entre los 60 y 70. Pero no todo es calma, escuchar Naufragar y pensar en Pablo und Destruktion salpimentando de opio su tristeza en el puerto de Gijón o Jacques Brel cantando Entre salitre y sudor, de los Duncan Dhu.
Hay cuchilladas de Lagartija Nick, hay restos de los amantes ocultos en aquel Hotel romántico de ritmo caliente que describía Joaquín Pascual –uno de los colaboradores del disco–, hay sangre en las encías y lengua abrasada por cantar letras de ceniza. Nunca se sabe lo que podemos encontrar cuando afrontamos la escucha de la obra de uno de los grandes, pero, lo que es seguro, es que habrá una buena dosis de talento.
