¿Qué sonido podemos obtener del cocinado del cuarteto Zuaraz, formado por dos hermanos mexicanos, un percusionista venezolano y un batería gallego? Entre Madrid y Ciudad de México está el pop, la cumbia, el bolero y el código básico, la sustancia primordial: mezclar con especias, darle bailanta y conseguir que no exista miedo para hacer de lo latino algo verdaderamente alternativo.
Qué: Disco (Raso Estudio)
Escuchamos el nuevo material de Zuaraz. Material para todas las estaciones del año. Se presentará en primavera y nos llega cuando termina el invierno. Saben que la sorpresa es fundamental, así que comienzan con Rollo (con re mayúscula), el último estertor de los Led Zeppelin en Súbale hay lugares. ¿Pero qué estáis diciendo? Decimos que parecen Vox Dei (rock pesado), no Pibes Chorros (cumbia villera).
Pero también estaba en lo pesado Billy Bond en los 70 y se marchó a Brasil para comenzar una carrera como productor ecléctico, así que escuchas cómo llega Frijol con su cadencia tropical, tanto en el lenguaje lírico como en el percusivo. Aquí sí que hay una definición de eclecticismo como en las mejores artes. Metales y todo lo que pueda suministrar un ritmo, de Cuba a Brasil con Don Chicho y Sin Yolanda, uno bailable y el otro un guiño a la Nueva Trova Cubana.
Escuchas los sampleos con los que se abre Siempre Simón y nunca Nel y piensas en el hip-hop de cuchillas y máscaras de El Santo con el que nos alimentaban Control Machete o los Plastilina Mosh: capaces de jugar con el pop y las voces perdidas sin inmutarse lo más mínimo. Un sencillo que también tiene algo de Moreno Veloso y o de cualquier criatura que componga para endulzar el oído. Un medio tiempo de susurro y cotidianidad llega con Uh, donde queda claro que la escuela de Jorge Drexler ya es canon de la canción de autor basada en el minimalismo vocal e instrumental.
Lo importante es la canción, si hay un ligero tecladillo o una percusión minuciosa que le pase como a los temas de Zuaraz, que sume. Un disco que es un paisaje, colorista y nada abigarrado, Milton Nascimiento, el Fito Páez menos exagerado (quizá sea un oxímoron), pero también algo de cumbia, como cuando se juntan Calamaro y Vicentico, con esos teclados que matan los desamores que podría firmar Pablo Lescano de Damas Gratis, ese ritmo de bailanta que nos dice que Comadre es un hit inmediato. Una propuesta sólida, apetitosa, que tiene su tiempo en cualquier estadio de nuestro día a día. Zuaraz cumple. Zuaraz no nos olvida.