Iván Ferreiro cocina a fuego muy lento sus canciones. No le preocupan la duración, la instrumentación o las letras. Solo quiere que el tema sea un todo, un lugar de encuentro, una pieza que encaja en el laberinto del LP. Ahora llega Trinchera pop, su nuevo trabajo. Escrito junto a su hermano Amaro, con la colaboración de su propia ansiedad anticipatoria. Llevaba desde 2016 sin publicar material inédito y este disco es una obra de arte llena de fragmentos sublimes.
Qué: Disco (Warner Music Spain)
Canciones para no escapar ofrece a cada oyente la posibilidad de elegir su propia aventura, como aquellos libros de la EGB. Escuchamos el final y el guiño pasa a homenaje cuando repite «algún lugar encontré», como aquella canción perdida que Andrés Calamaro grabó para la banda sonora de Caballos salvajes.
No es un sampleo, es un homenaje, es «El hombre y la tierra» instrumento e instrumental para La humanidad y la tierra con featuring de Tanxugueiras, recordándonos el comienzo de siglo, cuando los pinchadiscos pinchaban todavía con CDs y abrían sus sesiones en bares míticos como el Bacharach (de Sergio Algora, en Zaragoza) con el groove de la sintonía escrita por Antón García Abril para Félix Rodríguez de la Fuente.
Suena La humanidad y la tierra a sonido Costa Fleming a cita de The Smiths y su Panic –cuelga al DJ, cuelga al DJ. Violines y batería para la merienda de surrealismo de Pinball y Dejar Madrid para ver amanecer en Samil mientras fumas el último pitillo en el derruido edificio donde una vez estuvo el mítico bar Código de Barras.
Como una elipse sacada de una canción de Radio Futura, los dos ejes de una figura plana se llevan al espacio y allí se definen Los puntos de Lagrange, arpegios de acústica, pinceladas de piano, el momento, la posición estática entre dos masas monstruosas que permiten sentir la paz estacionaria. Si en el primer tema hay un homenaje explícito al comandante Deep Camboya –aka Andrés Calamaro–, entre los delicados loops de Miss Saigon, las aguas turbulentas de Joseph Conrad se dejan domar por las voces de sirenas que reptan, de noche, desde el turbio líquido del río hacia la habitación donde se abandona la electricidad.
Mi ciudad, mi Saigon. Ferreiro habla de masculinidad y feminismo, pero Ferreiro sigue con sus musas de electrónica calmada, en los violines que exploran la sentimentalidad de las apariciones, Ferreiro habla de En las trincheras de la cultura pop como líder de una revuelta que lleva muchos años apagada. Él escribe, él canta. Hace de lo pop algo impopular. Pero tiene una generación de su lado. ¿Paranoia controlada? En el mismo campo confesional del demacrado Enrique Bunbury o del efervescente Miqui Puig, Iván Ferreiro esconde sus vinilos en las carpetas de los demás.