Con el flamante Inkebrantable, SFDK llega a su noveno álbum de estudio portando la bandera de la capacidad regenerativa como leitmotiv de una trayectoria directamente histórica.
Qué: Disco (Altafonte)
Bajo el título y el lema de Inkebrantable, así es cómo se presenta uno de los pilares del hip hop en España. No es para menos, con álbumes como Siempre fuertes (1999) y 2001 Odisea en el lodo (2003) a sus espaldas, convierte a SFDK en santa sactorum en la Península de dicha ortodoxia estilística, junto a El Club de los Poetas Violentos y 7 Notas 7 Colores.
En este sentido, este disco se entiende como un acto de resistencia en tiempos donde el hip hop ha sido sepultado bajo las huestes trap. Pero no nos engañemos, lo que muestra un trabajo como éste es la sensación de estar ante el nuevo rock. Música, en su momento provocadora, ahora adaptada a las propias necesidades de unas leyendas del flow y las bases rítmicas, aquí desplegadas a través de un surtido cromático de estilos, como el blues o el flamenco, pero también el reggae, tal que en Pompa.
En otro corte como Mambo, los sevillanos se lanzan a la cintura de dicho estilo con la colaboración de Kaze. Precisamente, este es uno de los muchos invitados que desfilan por las canciones de este LP, con nombre tan relevantes como Kase.O, Sara Socas, Anita Franklin, Juanito Makandé, Bejo, Lia Kali o Natos y Waor.
Estos últimos son protagonistas en Sin-Ceros, uno de los momentos más poéticos de un recorrida donde la pulsión urbana andaluza puebla cada una de las bases de un muy inspirado Acción Sánchez, timón espiritual de un viaje repleto de manjares para toda alma que quiera ser pervertida por las bondades de una fórmula que, lejos de envejecer con el paso del tiempo, ha encontrado en la artesanía del acto el modus operandi que le garantiza el borrado de toda clase de fecha de caducidad que pueda planear a la hora de hacerle pasar la ITV a un Inkebrantable que, ante todo, hace honor en su título a una actitud ante la creación y el paso del tiempo.