Ana Navajas completa en Estás muy callada hoy un friso universal, sobre la resistencia de la mujer como último muro frente a la barbarie de la anarquía estructural de una sociedad tradicional.
Qué: Libro (Seix Barral)
De un tiempo a esta parte la literatura mundial ha visto cómo se desarrolla una nueva temática en sus obras más notables. Más allá del manido término –real pero repetitivo–, de la autoficción, la realidad es que una generación de escritores ha alcanzado su madurez como narradores con una obsesión vital que los atrapa: la situación interina de haberse convertido a la vez en padres e hijos.
Ese momento en su existencia en la que los roles se mezclan, donde la verdad aborda la del día a día y la muerte es una compañera de viaje inesperada. En Estás muy callada Ana Navajas reflexiona con una sobriedad poética, no carente de humor, sobre el doble papel social y familiar que le toca vivir, el de una hija que tiene que desplazarse, en viajes densos por lo emocional y lo geográfico, hasta el interior del país para visitar a su padre viudo y, a la vez, una bonaerense con tres hijos, esposa y hermana.
La relación con los demás acaba siendo la única razón aparente de su existencia abocándola a una reflexión profunda: ¿Quién soy cuando no estoy con nadie a mi lado? ¿Soy algo más que el complemento filial en una estructura familiar? El arquetipo femenino de la maternidad se mezcla con su labor como sustituta de su madre en la relación con el padre, también reconociéndose en el hoy como en el ayer, lejana a ese padre que hizo poco más que ver crecer a sus hijos.
A todo ello, el síndrome del nido vacío, las necesidades del tercer hijo, atrapado en una espiral sentimental desconocida y el extraño en el que, con los años, se está convirtiendo en su marido. Más allá de la literatura del yo, Ana Navajas completa un friso universal, incluso, como hemos comentado al principio, generacional, sobre la épica de lo íntimo, sobre la resistencia de la mujer como última contención, como muro frente a la barbarie de la anarquía estructural de una sociedad que sigue siendo tradicional y arcaica.