El nuevo libro de relatos de Daniel Gascón es una demostración más de que es el terreno donde el autor aragonés se mueve como sirulo en piscina de las afueras. Una narrativa de personalidad múltiple donde el amor es un sarmiento seco y cada detalle la chispa que lleva al desastre.
Qué: Libro (Random House)
Parejas que se derrumban cuando el pegamento que unía el castillo ha cristalizado y es peor el peso al que someten la estructura que la misma intención de servir como coagulante. Daniel Gascón había proyectado su vida en su obra de manera más o menos evidente a lo largo de su trayectoria literaria, pero siempre se reservaba un punto o dos, unos minutos de cocción, el ingrediente secreto e íntimo que hacía que siguiera siendo, en el fondo, un misterio.
Pero, aunque se usen esos trozos conocidos hay que saber manejarlos con gusto. Daniel ha pasado muchas horas frente a su propia vida para saber seleccionar los mejores cortes antes del fundido a negro, antes de mandar positivar. Aburridos más que cansados, evitan las películas y cada uno lee libros distintos para no tener que comentarlos. La capacidad de soportarse se mide en el número de capítulos de una serie capaz de ver juntos. Besos leves en los labios, coches, fútbol, las infidelidades. Y escribir sobre un instante que no se va aún después de mil duchas. El matrimonio y la pareja como iconos reaccionarios.
Daniel construye una existencia de escritores, profesores de instituto, opositores, lectores y libros. Una sociedad que es una parte, un estrato, una manera de construir con solidez el pasado en Teruel, los viajes por Europa, Madrid, rupturas y alegatos, una cotidianidad que alumbra el relato y da contexto a la pasión. Algo de deseo entre las páginas: la compleja lucha entre la monotonía y la seguridad. Quizá sea esa la clave de este libro. Daniel captura las pistas, las pone sobre la mesa, no te lo dirá al principio, no lo encontrarás al final del relato, tienes que saber buscar. Delillo y Foster Wallace. Cheever y sus piscinas.
Daniel sabe que ahora sus lectores han tenido o van a tener oposiciones pronto y el verdadero escritor, él, ha perdido ese ritmo, él se la juega, se resiste a recibir la estabilidad. ¿Es una oposición aprobada el trasunto de un matrimonio consolidado? ¿decimos consolidado por no decir aburrido, eso es malo? El mejor libro de Daniel Gascón.