Escuchar el nuevo material de Diamante Negro supone ingerir cinco píldoras de sabores y efectos completamente inesperados. Imaginería de la desazón en Mes pagat, con un cierto costumbrismo, aderezado de digitalidad cochambrosa y guitarras hirientes y una letra que juega con el humor y la inercia al drama de telenovela.
Que: EP (Live In Dallas)
Quizá es una buena manera de pelear contra el sistema usar la canción pop y la trepidación naif e inmediata, como las miniaturas de guitarra de Pol pot, tropicalismo de voces dobladas, sentimientos contra la pared, besos y sustancias en el recuerdo, con una letra excelsa, donde la narrativa juega con los fonemas con un gusto sobresaliente.
El eco de Cinc quatre, meditabunda tonada en catalán, que sabe a los licores con los que fantaseaba Pau Riba, una sección rítmica de café cantante y la voz en un recitado de sal mediterránea. Hay pianos y clarinetes, la electricidad se cambia por contrabajos y Diamante Negro tiene el lounge listo para servir vermú de tasca.
Esos metales cansinos con los que se abre Te echo de menos es la mejor guía en el viraje de la propuesta. Casi susurrante, con la ironía de un Sergio Makaroff al borde del piano, con el pañuelo al cuello y un coro femenino… y cerramos con Nota de voz, sesenta y tres segundos de melancolía atrapadas entre el contrabajo y las teclas orgánicas. Sesenta y tres minutos sin más voz que la que nosotros queramos colocar en nuestras cabezas.
Como un juego que termina antes de empezar, la elegancia argumental, los arreglos inmaculados y una cierta sensación de descontrol planificado para provocar una química vital hacen de este EP una notable sorpresa que nos deja con una sonrisa en los labios.