El gallego Sen Senra publica PO2054AZ (Vol.1) y nos ofrece una matrícula, un viaje de autodescubrimiento, el recuerdo de su padre. Una revisión de su propia obra, con la nostalgia como carburante.
Que: Disco (Sonido Muchacho/Universal)
Una matrícula, un viaje de autodescubrimiento, el recuerdo de su padre, Sen Senra armado de bandas clásicas, de Pink Floyd o Genesis, cintas de casete de las que todos hemos escuchado camino de algún lugar, en el asiento de atrás, mientras nuestros progenitores conducían.
Cuando escuchamos esta nueva entrega del músico gallego el asombro nos atrapa conforme avanzamos en el disco. Abre con el impacto de No quiero ser un cantante y el volantazo es total, sin bases programadas, solo unas notas sostenidas en el aire, una declaración de principios: soliloquios de un autor que pasa de la adolescencia superficial hacia la reflexión de la primera madurez.
Metáforas sencillas como en Mi norte, que funcionan a distintos niveles, bases que se apoyan en pianos orgánicos en el corte Uno de eses gatos, allí, en la noche, donde el colapso del artista está a punto de arribar, pero que llega el bombo a negras para recordarnos que las esquinas oscuras siempre estarán en el camino del creador.
Son trece canciones, trece temas, donde puedes encontrar una guitarra que sostiene Me debes esto, como una balada minimalista de sexualidad contenidas o el atisbo de océano que supura el arreglo cantábrico de Familia, el fraseo del que se desplaza hacia sus orígenes en busca de encontrar su lugar, sea al norte o al sur, solo en mitad de un millón de personas. Repite y repite, como si le fuera a faltar el aire.
Nada más lejos de lo que esperaríamos en una bala perdida. La manera en la que Sen Senra se ha dejado llevar en este disco fuera de su zona de confort resulta apreciable y, como dice en el tema que cierra el álbum, con un coro que repite el título, como un mantra, una conexión entre aficionados y artista.
«Da igual lo que opine la gente», es necesario un salto cualitativo para que la obra de un compositor no quede estancada y, con PO2054AZ, todo es arte, arte orgánico y natural, con la nostalgia como carburante.