Nacho Vegas se embarcó en una gira por Sudamérica acompañado de los músicos Manu Molina y Hans Laguna. En Bogotá tuvo el respaldo de la corista asturiana Mar Baranda y contó con la ayuda de coros antifascistas locales en Chile, Argentina y Uruguay. Junto a todos ellos abordó un repertorio equilibrado pero concentrado en una temática política. Después de comprar discos de vallenato y de un emotivo concierto en Bogotá, conversamos sobre política, militancia y música popular.
Has dicho que tu música es para un público minoritario pero estás haciendo una gira por varios países, incluyendo algunos que no habías visitado. La gente cada vez escucha más tus canciones en América Latina.
Sí, la verdad es que no tengo derecho a decir que mi música es minoritaria porque tengo una proyección pública, y por cada músico que tiene algo de proyección hay mil que están trabajando en condiciones muy precarias. A lo mejor me estaba comparando con la gente que es muy famosa, pero tampoco es mi meta. Es verdad que tengo esa suerte. No me gusta hablar de suerte cuando en el trabajo te va bien, pero en el caso de la música sí que es verdad que es caprichoso: por qué alguien tiene más éxito entre el público y por qué otro no… Median muchos factores: las circunstancias, el mercado… Desde que edité el primer disco fui yendo poco a poco, subiendo, ganándome la vida de aquellas maneras en España y luego pudiendo venir a América Latina, donde compartimos el idioma en la mayoría de países, lo que hace posible que pueda venir a tocar a sitios como Colombia, Perú y Chile. Allí los discos no están editados, pero como ha cambiado la difusión de la música, le llega a la gente de todas maneras.
Ya habías hecho giras por México, un país muy grande. ¿Cómo recibes hacer una gira latinoamericana?
Es algo que me apetece mucho, lo que pasa es que no sé, tengo siempre una especie de miedo… Cuando vengo a tocar tengo el chip de que voy a hacer el concierto y me pone tenso la mayor parte del tiempo, incluso en los días libres. Me agobia, así que prefiero quedarme en el hotel intentando relajarme y siempre tengo la sensación de querer volver a casa enseguida. Es una cosa un poco jodida porque la verdad es que luego es muy bonito cada vez que tocas y conoces a gente y sitios diferentes. Algo que en este trabajo es bastante privilegiado. La mayoría de amigos que tengo en Xixón, por ejemplo, no sólo no se pueden permitir salir de España, salvo que sea un viaje planificado y ahorrando mucho tiempo, sino que apenas se pueden permitir salir de Asturias y también tiene que ser una cosa planificada con el tiempo. Tener este trabajo es algo que tiene esa parte muy bonita y me da rabia a veces no disfrutarlo como debería.
¿Por qué crees que Podemos se descalabró en las elecciones del 26J?
¡Ufff! No hubo sólo un motivo. Por un lado la unión con Izquierda Unida se hizo de aquellas maneras. Yo fui de los que en las elecciones del 20D, las primeras elecciones, apoyaba una unidad popular entre IU y Podemos, pero esa unión fue muy criticada por gente de Podemos, que no quiso tener nada que ver con IU. La nueva IU de Alberto Garzón no es la vieja IU, que sigue teniendo algo de peso, y la coalición se hizo de una manera que no gustó a todos. Creo que hay votantes de Podemos a los que no les gustó la alianza con IU y hubo mucha gente de IU, de hecho creo que más votantes de IU de la vieja guardia, a los que nos les gustó nada irse con Podemos porque para ellos eran los reformistas. Eso y a la vez una campaña muy floja en la que se apeló a la socialdemocracia, a tender la mano al PSOE, a hablar bien de Zapatero, a intentar recuperar y resignificar en muy poco tiempo el concepto como patria, que está tan herido de muerte para alguien de izquierdas en España, donde la patria te suena a lo que ponen en los cuarteles de la Guardia Civil y a la ultraderecha. Íñigo Errejón y Pablo Iglesias se pasaron la campaña hablando de patria, patria, patria y de socialdemocracia. Y claro, la gente que quería un cambio dijo «no vamos a votar a un nuevo PSOE» y se quedaron en casa. No confiaron en ellos y tampoco hubo una movilización cultural alrededor de todo ello.
«Es lo que decía Bertolt Brecht: ojalá pudiéramos hablar de rosas todo el tiempo, pero tenemos que hablar de crímenes; eso es lo que hay. Ese compromiso con la realidad para mí es obligatorio»
¿Para ti es obligatoria la militancia en el arte?
No, la militancia no, pero el compromiso sí. Creo que cuando uno se dedica al arte –me refiero al arte en general, pero hablando de la música en particular o de la canción– adquieres un compromiso con la realidad, y esa realidad tiene que ver con tu vida íntima pero también con tu vida entendida como la gente que te rodea, el mundo en el que vives, todo lo que tienes alrededor. No me gusta oir canciones de amor romántico idealizado sino canciones de amor en un mundo tan hostil para las relaciones afectivas como es este mundo en el que vivimos, porque es de lo que tenemos que hablar. Es lo que decía Bertolt Brecht: ojalá pudiéramos hablar de rosas todo el tiempo, pero tenemos que hablar de crímenes; eso es lo que hay. Ese compromiso con la realidad para mí es obligatorio. No quiero darle lecciones a nadie y decir que todos los creadores tienen que tener ese compromiso, pero para mí es obligatorio. De ahí luego puede derivarse una militancia o un posicionamiento muy concreto, que yo no tengo pudor en esconder, pero por lo menos el compromiso sí creo que es algo obligatorio.
Sabes, después del 15M lo observo más en compañeros míos. Un grupo como Vetusta Morla, que es el grupo más exitoso de los grupos indies ahora, decidieron no posicionarse pero sí se nota que tienen una actitud: pudiendo sacar discos con multinacionales y tocar en festivales patrocinados, prefieren hacer varias salas, autogestionarse con su propio sello y sus canciones tienen una mirada crítica. Es lo mínimo que se pude pedir ahora tal como están las cosas, y eso es positivo. Es algo que en los noventa y en los dosmiles no se veía; los grupos hablaban más de paseos en bicicleta y del sol que se esconde entre las nubes mientras las cosas estaban realmente feas.
Con el paso de los años y de los viajes cada vez conoces más música popular latinoamericana. ¿Qué es lo que más te interesa de ella?
Que está muy arraigada en el pueblo, en la gente de abajo. No me interesa Diomedes Díaz, sus orgías y sus relaciones con el narco, pero sí esa pureza que la música popular tiene cuando nace en contextos en los que la música se defiende de otra manera: en barrios, en zonas rurales, en donde el mercado no ha metido las zarpas.
Yo soy muy fan del rock y tengo mi parte mitómana con todo ese mundo, pero es algo muy reciente en la música popular. De repente el hedonismo, el sexo, drogas y rock and roll y el individualismo formaron parte de la música popular mucho más que aquellas otras cosas que apelaban a lo colectivo, a lo social. Ocurrió de una forma muy radical en los años cuarenta y cincuenta en los Estados Unidos, cuando lo sindicatos tenían un poder fuerte, pero en los años sesenta y setenta aquello empezó a desaparecer en virtud del nacimiento del rock y las grandes estrellas.
Por eso me interesaba mucho dedicar este disco a Phil Ochs, que es un autor que me encanta. El pobre nació en el momento equivocado porque, justo cuando estaba desapareciendo, él seguía empeñado en hacer canción política. Hacía canciones maravillosas pero fue absolutamente ninguneado, y es algo muy curioso porque sus canciones son preciosas. Al igual que otros autores políticos, hacía canciones de revolución pero también de amor, no soltaba un sermón sino que tenía canciones con muchísimo humor, canciones de amor preciosas. Ese tipo de canción política es la que a mí me interesa, la canción de Billy Brag, Phil Ochs, Chicho Sánchez Ferlosio.
Y eso es algo que también lo oigo en la música popular latinoamericana. Artistas como Violeta Parra, que es una de las autoras más grandes todos los tiempos de música popular, combinaba mucho lo social con lo amoroso, canciones muy violentas con canciones muy políticas, y todo muy ligado al pueblo sin olvidar lo que la música popular le debía a la tradición. Los que nos dedicamos a esto somos un pequeño eslabón que venimos de un montón de saberes y conocimientos aprendidos de otros. En el mundo del rock y del pop el culto a la personalidad y el excesivo foco en la autoría y no en la interpretación es algo un poco pernicioso, porque al final creo que ataca a la esencia de la música popular, a lo puro y a lo colectivo.
Una figura como Violeta Parra se dedicó a ir a los autores y renovar el folclore chileno, o Chabuca Granda en el Perú también con la música andina, ahora estoy aprendiendo un poco con lo que me cuentas del vallenato y las raíces. Es ese tipo de pureza que tiene la música popular lo que me interesa y lo que percibo mucho en la canción latinoamericana y en la norteamericana en general. Ese contraste es necesario y parte de una cosa muy arraigada en el pueblo y en la gente de abajo.
«Íñigo Errejón y Pablo Iglesias se pasaron la campaña hablando de patria, patria, patria y de socialdemocracia. Y claro, la gente que quería un cambio dijo “no vamos a votar a un nuevo PSOE” y se quedaron en casa»
¿Estás haciendo canciones nuevas para un disco nuevo?
Bueno, ahora que justo estoy cerrando gira estoy en ese momento un poco caótico en el que estoy terminando canciones, intentando terminar repertorio con canciones que están inacabadas, con cosas escritas que tengo que retomar, con apuntes en libretas sueltas. Estoy en esa fase y no sé muy bien lo que vendrá; pero en 2017 entraré a grabar, seguro.
¿Y tienes banda o estás desbandado?
No, no, mi banda es la Trama Asturiana. Lo que pasa es que ahora León Benavente está terminando su gira agotadora en España y me imagino que vendrá a principios de año; Joseba Irazoki está con Duncan Dhu y también haciendo sus conciertos en solitario. También me gusta mucho tocar con Hans Laguna; seguro que grabaré cosas con él y también con el coro Al Altu la Lleva, que es con el que he estado haciendo cosas en Xixón. Nuestra idea es que cuando ellos estén agotados de su gira, entonces yo ya tendré mis canciones un poco armadas y nos dedicaremos una semana a ensayarlas tranquilamente, y a comer y beber bien para que ellos se recuperen y sigan su gira. Ellos sólo tienen que ensayar esa semana y grabar en el estudio, que yo ya me encargo de todo lo demás, mezclas y todo eso. Y ya cuando salga mi nuevo disco, ellos ya estarán con ganas de tocar, creo. O a lo mejor tienen un éxito mundial fulgurante, que ojalá lo tengan, y lo haré con otra gente. Yo creo que siempre estaremos juntos de una manera u otra porque nos queremos demasiado, somos una tribu ya.