Ocho discos editados y miles de kilómetros repartidos en dos décadas avalan la trayectoria de esta southern band del mediterráneo murciano que acaba de publicar Delta, grabado en Nashville con la colaboración de músicos de sesión que han acompañado a Dylan o The Flying Burrito Brothers. Un impenitente trabajo de folk y rock de raíz americana que en esta ocasión presenta un particular aroma californiano. Entrevistamos a su vocalista, el gentleman con soul en la garganta, Carlos Tarque.
Delta. ¿Qué delta?
El del Ebro… y todos los deltas. Delta es una palabra que me encanta y siempre había querido hacer algo con ella, aglutina un montón de significados. Delta, la letra griega, significa entre otras cosas cambio. También apertura, un delta que se expande. Y luego por supuesto el Delta del Misisipi y la música de raíz americana. Hay en el disco una canción que se llama Delta, una canción de amor y de adiós que tiene de trasfondo el paisaje de un delta. Todo lo relacionado con Delta me ha resultado siempre misterioso y evocador, por eso se llama así el disco.
En muchos de los temas el trasfondo es el amor en versión agridulce.
Es una constante en nuestras canciones, en el blues en general: el desamor, la nostalgia, el dolor, la tristeza. Es el sabor agridulce del blues, aunque sin embargo no entramos directamente en ningún blues. Hacemos música de raíz americana, sureña, cantada en castellano, que es lo que M Clan ha hecho siempre, a veces más ácida, otras más rockera, más country o más soul.
En este disco hay mucha California.
Toda la música que te he comentado está desde siempre en nosotros, música con la que hemos crecido. Sin embargo en este disco sí que hemos podido darle un barniz de canción de final de verano. Ese tipo de canción, con ese sonido y ese paisaje. Nuestro productor hablaba de las imágenes que evocan las letras de las canciones, ellas son las que casi te ordenan qué instrumentos utilizar, si hablas del final del verano y la playa y tal, todo viene rodado, te da unas directrices.
«Todo lo relacionado con Delta me ha resultado siempre misterioso y evocador, por eso se llama así el disco»
El brutal trabajo de armonías es más Crosby, Stills & Nash que Beach Boys.
En este disco hemos podido poner el acento en cosas en las que no habíamos reparado tanto antes, por ejemplo las armonías vocales. Me gustan las canciones que son a dos voces casi toda la canción y con mucha armonía vocal, eso lo hemos explotado mucho, cosa que no habíamos hecho antes. Hacerlo en directo significa un cambio. Nadie nos podrá acusar de repetirnos, a la vez que nos movemos dentro de un estilo coherente y lógico con la música con la que hemos crecido: sesentas y setentas. Y no es ejercicio retro, es algo vigente.
Tras el doble directo anterior habrá existido el vértigo del borrón y cuenta nueva.
El vértigo me vendría si no hiciera nada. Lo bueno son las ganas, por ejemplo estamos viendo las pruebas de la edición del vinilo doble, en vinilo naranja, muy, muy bonito… Vértigo no, borrón y cuenta nueva sí, suma y sigue también.
Primero grabarlo en Nashville, y ahora presentarlo por las carreteras peninsulares.
Sí, ahora preparando todo con la nueva banda, ha habido algunos cambios: baterista y teclista son nuevos. Así que preparando la gira y con ganas de tocar.
Además de con M Clan, últimamente has rondando los escenarios con otros artistas.
Ando con ese proyecto de versiones que tengo con Leiva –Gran Cañón– con el que siempre hacemos algún concierto sorpresa por Galicia y por ahí. E hicimos un concierto puntual este verano en Marbella en el que tocamos juntos Alejo Stivel, Leiva, Ricardo Ruiperez (la otra mitad de M Clan) y yo. Y también participé en el disco en directo de El Drogas, me llamó para cantar Balas blancas, de Barricada. Allí estaba la plana mayor del rock estatal reunida. Es un pedazo de artista que hizo algo alucinante, supo cómo cuidar un espectáculo de cinco horas, con tres formaciones diferentes, fue algo muy especial.