Aunque hables con él sin verle la cara, a Camilo Lara se le adivina la situación por sus palabras, como si sus impresiones fueran subtítulos en una performance. Una ceja más alta que la otra, expresión relajada y el ojo de la ceja baja buscando el café que se acaba de hacer y dejó abandonado a su suerte. Todo sin perder el hilo, que anuda cuando toca y rompe con la habilidad de un ilusionista, ilusionado e ilusionante. Anda de gira por España este verano, paseando las canciones de su Distrito Federal, redefiniendo (otra vez) la cumbia desde la nave que comanda, Instituto Mexicano del Sonido.
Camilo Lara es el alumno más veterano del IMS. ¿Cómo calificas tu rendimiento en las aulas?
Pésimo. Quince años y sigo en el instituto. ¿Dónde esta el progreso? ¿Con quién me puedo quejar?
Musicalmente hablando, ¿se mira mejor hacia América Latina desde Europa, o todavía no se trascienden los clichés?
¿Pues sí, no? La cultura cambió de capitales. Me parece más divertido un mundo donde la música viene de Cali, de Seúl o Abuya.
¿Cómo sienta que te salgan hijos musicales a ambos lados del Atlántico? El gallego Baiuca, por ejemplo?
Hace unas semanas leí la reseña en la que decían que Baiuca era una especie de IMS moderno. Corrí a escucharlo y qué te digo, Baiuca sí fue al instituto y aprendió música. Lo mío fue más prueba y error, pensando que siempre fue más error que prueba. El problema de haber terminado la escuela.
Al hablar de ti se habla mucho de estrellas sajonas con los que colaboraste. ¿Cómo fue la experiencia?
Pues el DF es una parada obligada para muchos músicos. Hace muchos años me puse borracho con los Beastie Boys en mi casa. Ellos les dijeron a otros amigos músicos. Y ésos a otros tantos. Pasaron veinte años y me he seguido emborrachando con amigos de amigos de amigos de amigos de los Beastie Boys. En algún momento de la vida uno elige tomar menos y hacer más música. Y muchas de mis colaboraciones son eso. Menos alcohol, más música. Hace dos semanas estuvo en el estudio Dan Auerbach (amigo de amigo) y la pasamos muy bien. Eso es la vida y así deberían ser las colaboraciones.
«Hace muchos años me puse borracho con los Beastie Boys en mi casa. Ellos les dijeron a otros amigos músicos. Y ésos a otros tantos. Pasaron veinte años y me he seguido emborrachando con amigos de amigos de amigos de amigos de los Beastie Boys. Eso es la vida y así deberían ser las colaboraciones.»
¿Qué hallazgos musicales le agradeces más a tus mayores?
Los discos que, cuando ellos mueren, son comprados en la Lagunilla (el rastro de aquí) por un servidor.
¿Cuál sería la jam soñada, contigo a los platos y llevando la batuta? ¿A quiénes te traerías para los instrumentos principales? ¿Y las voces?
Una 808 caja de ritmos, Hal de Odisea 2001 y rl robot que le hace la voz a Stephen Hawking. Todos programados por Florian, de Kraftwerk.
Siempre tuviste mirada periférica. ¿Qué nuevos artistas hispanohablantes te tocan la fibra a día de hoy, de cualquier estilo?
Nadie como Dani o Cabiria. Y de aquí tengo una sana obsesión con los Perritos Genéricos, Valentina Moretti, Immasoul y Dylan Jesse.
¿Lloraste viendo Coco? ¿Con qué más lloras a menudo, y qué te hace reír?
Digo. ¿Lloré? Sí. ¿Lloró mi mamá? También. ¿Todo México? De igual manera. Pero tampoco creas que me la pongo todas las semanas. Ahora me pondré Thor, que se estrena, en la que hice todos los sintetizadores junto a Michael Giacchino. ¿Lloraré? Sí. ¿Mi mamá? También. ¿Todo México? Mmm… no lo creo.
En tu próxima gira europea tocarás entre otras ciudades en Zaragoza, en la versión española del Vive Latino. ¿Qué piensas del desembarco del evento chilango en España?
¡Fantástico! El Vive Latino es la quintaescencia del festival de rock en México. Quienes lo hacen (Jordi e Itzel) son unos cracks. Así que da gusto ver un buen import.
¿Qué recomendarías a otros artistas que, como tú y en paralelo con su carrera musical, quieren emprender proyectos e ideas que ayuden a transformar la industria? ¿Pueden hacerlo solos o necesitan un equipo profesional a su lado?
Háganlo solos. Si la masa se pega a la pared, busquen ayuda profesional. Si no se pega, sigan haciendo masa.
El mundo artístico y de negocio, a menudo, aparecen retratados como enemigos. En tu faceta como emprendedor, por ejemplo con Casete, y ya con tu mochila de artista, ¿te sentiste acompañado por tus compañeros o te miraban raro por adentrarte en un terreno «que no te correspondía»?
Pues había los que no, pero los que sí, siguen siendo muy apoyadores y me da gusto tenerlos de amigos.
También has sido directivo de EMI. Conociendo este entorno, ¿qué herramientas consideras que necesita un artista para situarse en un plano de igualdad con una estructura empresarial?
Jajaja… la verdad, nada. Yo fui ejecutivo de una discográfica entre mis quince y mis veintiocho años. La música era análoga y se vendía en objetos. Esto que hoy está pasando no tiene nada que ver con lo que yo hacía. Así que mi consejo para esta pregunta es nulo. Soy tan ignorante en esto como todos.
A los músicos que no quieran perder nunca las riendas de su carrera musical, ¿qué consejo les darías? ¿Crees que es más fácil tener el control ahora que hace unos años?
Lean y oigan música. La única clave para entender el mundo. No creo que logren una iluminación con una respuesta mía en en una entrevista. Pero seguro si la van a encontrar en libros de gente que sabe.
Hace once años analizabas en el Primavera Sound la necesidad de democratizar y monetizar el talento. Era otro mundo, pero el concepto pervive. ¿Se consiguió aquello?
Ya pasó. Ahora falta que todos moneticemos de manera justa. Una pelea por década, por favor.
Sonar claro es la sección de Sympathy for the Lawyer, empresa especializada en asuntos legales y fiscales de artistas, sellos, promotores, festivales y mánagers. Si necesitas información o asesoramiento, puedes ponerte en contacto con ellos.
Distrito Federal está editado por El Volcán.