Músicos libres. Entrevista con Los Bunkers

Un buen día, Los Bunkers, el quinteto chileno con debilidad por el rock de los 60 decidió mirarse para adentro y homenajear a uno de sus ídolos históricos. ¿John Lennon? ¿Keith Richards? ¿Ray Davies? Nada de eso. Producido por Meme, de Café Tacuba, se trata de un inspirado recorrido por la carrera del genial trovador cubano Silvio Rodríguez.

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Entrevista realizada en 2011 y publicada originalmente en el número 62 de Zona de Obras

La escena se desarrolló más o menos así. Los cinco integrantes originales de Los Bunkers, el quinteto chileno que comenzó a soltar sus primeros acordes en la lluviosa ciudad de Concepción para luego expandirlos por todo el país y exportarlos a México, ingresa a su local de ensayo con la intención de comenzar a dar forma a un nuevo trabajo.

Una vez enchufados, los dos pares de hermanos –Álvaro y Gonzalo López, Francisco y Mauricio Durán– y Mauricio Basualto se miran esperando las señas habituales. Alguien –da lo mismo: son todos igual de fanáticos– rompe el hielo con una versión de La era está pariendo un corazón, uno de aquellos hits de principios de los 70 de Silvio Rodríguez, objeto de devoción de Los Bunkers. Todos conocen aquel himno de memoria y se suman de inmediato. «Una vez que terminamos de tocarla nos dimos cuenta de que se adaptaba muy bien al sonido del grupo», rememora Francisco Durán, guitarrista y teclista del grupo. «Somos fanáticos de Silvio desde que tenemos memoria y nos pareció de lo más natural incluir un tema suyo. Luego empezamos a probar con otros temas y ahí fue surgiendo la idea de grabar un EP. Después pensamos en hacer un disco entero y comenzamos a seleccionar las canciones a incluir. Juntamos más de treinta finalistas, de las cuales quedaron estas doce que hoy integran Música libre».

«Para nosotros su genio resulta tan evidente que me parece inconcebible que los músicos de rock no se fijen en Silvio como fuente de inspiración. O, peor todavía, que sí lo sea pero que no se animen a asumirla»

Quizás sean sus evidentes posturas políticas. Quizás, la forma de presentar su música a la manera de un viejo trovador disidente. Quizás, sólo quizás, ese modo de cantar que lo aleja, en ocasiones, del público rockero. Como sea, Silvio Rodríguez no parece ser santo de devoción de tanta gente como debería, más que nada de acuerdo no sólo a su lírica impertinente y definitivamente poética, sino también a un genio musical que lo ubica en el podio de los autores latinoamericanos más geniales de todos los tiempos. Del otro lado de la línea telefónica, Durán tampoco comprende las razones de este desaire a la música del cubano.

«Cuando decidimos embarcarnos en este proyecto, no nos sorprendió tanto la idea que se nos había ocurrido como el hecho de que nadie lo haya grabado antes. Para nosotros su genio resulta tan evidente que me parece inconcebible que los músicos de rock no se fijen en Silvio como fuente de inspiración. O, peor todavía, que sí lo sea pero que no se animen a asumirla».

Música libre confirma, de una manera contundente y explosiva, que muchas de las canciones escogidas poseían, como ellos sospecharon desde siempre, un enorme potencial eléctrico. Hoy, con el disco haciendo su camino, la más sorprendente de todas es Quien fuera, una hermosísima viñeta originalmente grabada en 1994 y que hoy, en manos de Los Bunkers, se actualiza para convertirse en un himno pop que podría liderar cualquier lista de éxitos. «Ojalá que este disco funcione, porque eso querrá decir que mucha más gente va a conocer la música de Silvio o, al menos, a mirarla con otros ojos. Para nosotros es una especie de agradecimiento hacia él, por todo lo que nos dio».

La otra deuda que Los Bunkers decidió saldar es dejarse moldear, por primera vez en mucho tiempo, por un productor que brinde una mirada externa y aporte su visión. El elegido fue un icono del rock latinoamericano que, llamativamente, no sentía ningún vínculo especial con la música de Silvio Rodríguez. Es más, ni siquiera conocía la mayoría de los temas. Pero está claro que Emmanuel «Meme» De Real, viejo soldado del rock mexicano en las filas de Café Tacuba, no necesita saber quién firma una canción para inspeccionarla y sacarle brillo. «Su aporte fue esencial. Nuestros últimos tres discos los autoprodujimos y nos pareció hora de poder contar con una mirada externa. Y está claro que Meme sabe muy bien lo que hace. Fundamentalmente hizo mucho en relación al sonido: su mayor aportación fue acercar determinadas texturas que nosotros solos no hubiéramos alcanzado. También nos pareció interesante que no conociera muchos de los temas elegidos, porque así podía trabajar sin prejuicios».

Antes de recibir los toques finales, una primera versión de Música libre viajó de México a La Habana, donde el homenajeado escuchó atentamente el trabajo del grupo chileno para terminar aprobando la faena. «Cuando estábamos mezclando el disco le enviamos una copia a Silvio y por suerte le gustó: “escogieron mis canciones más pop”, nos dijo. Su bendición fue todo lo que necesitábamos para sentir que la tarea estaba cumplida».