Vuelven los padres del ruido, los lobos en la puerta de la habitación, la malaventura convertida en salmos, vuelven Surfin’ Bichos con Más allá para el regocijo de los culpables.
Que: Disco (Sonido Muchacho)
Editado por Sonido Muchacho, la banda capitaneada por Joaquín Pascual y Fernando Alfaro nos ofrece una docena de temas donde el sonido clásico de los de Albacete se mezcla con sonoridades y arreglos heredados de las distintas encarnaciones solistas que han protagonizado sus vidas durante estas décadas de travesía y abismo.
Decían que la máquina estaba encerrada, perdida en el desierto, esperando algo de gasolina para el alma. No, nada de eso era cierto. Solo dormía, regresando desde las entrañas: así se abre el disco, con La máquina que no para. Son tres décadas desde el nacimiento de la Bestia. Escuchas El caballo del mar con esas guitarras acústicas y el piano, como un bosque que crece en mitad de la ciudad, como una lengua que se abrasa por el calor del asfalto.
Mientras bailan cien mil caballitos de tramadol pasamos a El baile del más allá, una especie de chachachá sicótico, Fernando Alfaro promete a su familia que el secreto verá la luz, a base de metales, a base de mentiras que comienza a cumplir. Un Dean Martin catastrófico que avisa del final de los tiempos. La voz de Alfaro, las guitarras de Pascual y la sección rítmica de Cuevas&Mora.
Llega el catálogo de miedos del padre que se inoculan a los hijos, se hace con paciencia, abrazo tras abrazo, en Señales hay un manual de usuario que te permite llegar a Mortal, donde los Surfin’ aceleran el tiempo haciendo trampa, moviendo las manecillas del reloj sin que los vea nadie. Ha llegado Tu propia Navidad, con su pandereta de terciopelo subterráneo, de domingo por la mañana, la nieve impregna la piel hasta dejarte ciego. El ozono del theremin y las guitarras rítmicas se concentran en Conversación ultrafónica a las 4 AM, como si los teléfonos fueran divertidos oráculos de vestales adictas a las bromas.
Más allá de Surfin’ Bichos es una batería apocalíptica, cuatro cuerdas de sangre, guitarras que derrumban muros y una voz agónica que se tatúa en el cerebro del oyente. Cuánto se le ha extrañado. Están de vuelta y tienen ganas de pelea. Y esos coros de Isabel de León acompañando las voces de los turbios ángeles. Ha pasado el tiempo, pero solo para mejor. Producido por la banda y Fino Oyonarte y la portada es obra de Joaquín Reyes. Cuánta hambre llevamos atrasada.