Que la mano derecha de J en Los Planetas siempre ha contado con una rama de ambiciones musicales más amplia de las manejadas en el icónico grupo granadino es tan cierto como inesperadas sus virtudes vocales desarrolladas en su primer disco en solitario.
Que: Disco (El Volcán)
Tres décadas han tenido que pasar para que llegara el ansiado momento para todos los que siempre hemos entendido que Florent es mucho más que la gran referencia musical de Los Planetas o la otra mitad de Los Pilotos, junto a Banin.
En Florent y yo, por fin, somos partícipes de un hecho fabuloso: la psicodelia pop reflejada en momentos sublimes como en Aquí paz y gloria o en el krautrock de matices progresivos desarrollado en Rumba de mi estado de alarma. Canciones de amores veraniegos, teñidas en la melancolía vitalista de quien ha sido director de orquesta de algunos de los himnos indie pop más carismáticos desde los años 90 en adelante.
Lo bueno de todo esto es la capacidad de Florent para conseguir lo de siempre. O sea, aunar experimentación y concreción pop como si fuera lo más normal del mundo. El resultado es una decena de canciones soleadas. Pop en cinemascope donde artesanía acústica y pulsión electrónica se dan la mano dentro de un mantra colorista de guitarras cósmicas.
Música para oídos planetarios y de fuera de su radar habitual, que acaba revirtiendo en la pregunta de marras: ¿Por qué treinta años de espera para abrir esta senda paralela a la nave nodriza? La parte buena de todo esto es que, efectivamente, ya es una realidad. Florent y yo ya existe y se ha estrenado con la vitola de otro de esos discos imprescindibles a sumar dentro de la órbita planearía, con Grupos de Expertos Solynieve, Fuerza Nueva, Los Evangelistas o Los Pilotos. En serio, ¿alguien da más?