Hablar de retorno con Bunbury es desperdiciar una palabra con mejores destinos. El zaragozano nunca se va: coge aire. Y nunca para: acaba de lanzar disco y ya tiene canciones para el próximo. Lo que sí ha regresado es el yenesequá, está en varias de las diez canciones del disco que toma prestado su nombre a la actriz sueca que eligió la bomba de humo cuando el humo –sin glycol– le molestaba demasiado.
Que: Disco (Servidor de Nadie/Warner Music)
El disco a la antigua usanza tiene un orden pensado y repensado antes de ser prensado. Que Bunbury haya elegido Nuestros mundos no obedecen a tus mapas para abrir Greta Garbo puede tener una o varias razones que se escapan a comentarios ajenos, pero esa canción trotona de estribillo pegadizo y remate percusivo tiene una virtud que se echaba de menos en sus últimos trabajos: la capacidad de enardecer a nivel básico apelando a reflexiones profundas. Se queda, la frase agarra tu cabeza como garrapata y no sale en todo el día. Misión cumplida.
Con la salvedad del avance Invulnerables, el resto del disco es de butaca y paladeo. Un largo río tranquilo en el que asoman paradas espléndidas. Adán Jodorowsky ha hecho un trabajo impecable: coser un traje a la medida de su empleador y convencerle para que dejase más lentejuelas de las necesarias. El trabajo supura el Bunbury de Pequeño y Expectativas, pero también el Adanowsky de El ídolo; Fito Páez aparece tácitamente, como invitado inspiracional, en ese baladón llamado Desaparecer.
Para ser inolvidables, paradójicamente, es la canción que podría pasar discretamente al olvido de este conjunto. Sobre todo porque la opaca el brillo que emana del temazo De vuelta a casa, una oda a la nostalgia que emociona desde el primer rasgueo. Autos de choque y Corregir el mundo con una canción aciertan en el puntito amargo que redondea los mejores guisos. En la edición extra de vinilo transparente hay regalo en forma de single, con Ya no eres el mismo (la undécima en las sesiones de Greta Garbo quedó ahí ubicada) y la versión de El reloj que hiciera para la película Mañana es hoy, de su paisano Nacho G. Velilla.
Ahora quedan los conciertos: cinco en 2023 y otros cinco en 2024, ya anunciados, una sola fecha en España (la última) y nueve en la América que ya reconoce como hogar alícuota. Por si no había quedado claro ya, Bunbury es lo que en gringo se llamaría «master of his time»; controla sus tiempos más que nunca, y se pone el mundo por montera. El próximo giro de guion llegará cuando tenga que llegar.