Recuperando el encanto de otros tiempos, los Premios Gardel volvieron a realizarse ayer en un teatro céntrico de Buenos Aires, con la cobertura mediática y la grandeza que se merece la máxima entrega de galardones de la música argentina. El gran ganador de la noche fue Abel Pintos: obtuvo el codiciado «Gardel de oro», también el «Mejor álbum del año» –por su disco Sueño dorado–, la «Mejor canción» y fue el «Mejor artista pop»; protegido de León Gieco, Pintos es una de las voces más impactantes del folclore argentino, que desde hace un tiempo coquetea con el pop, al punto de ser conocido como el «Chris Martin criollo». También se consagraron, en su regreso, los Illya Kuryaki & The Valderramas: se quedaron con las estatuillas correspondientes a «Mejor videoclip del año», «Mejor álbum grupo de rock» –por su disco Chances–, «Producción del año», «Mejor diseño de portada» e «Ingeniería de grabación». La revelación fue Rosario Ortega; el «Mejor álbum artista de rock» se lo quedó Ciro, ex cantante de Los Piojos, por su álbum 27; y el «Mejor álbum de artista pop-rock alternativo» fue para Lisandro Aristimuño, por su brillante trabajo doble Mundo anfibio.