Sin duda, para muchos será recordado como el autor de Cien años de soledad, aquel best-seller planetario que ya es un clásico moderno. Sin embargo, el escritor colombiano –vivía desde hacía décadas en México– fue mucho más que eso. Entre otra cosas, fue el padre del realismo mágico, y el responsable de poner a Latinoamerica en el mapa cultural mundial. Fue también un periodista apasionado, y un ferviente difusor de las políticas de inclusión social. Consideraba, lo ha dicho más de una vez, más importante su amistad con líderes socialistas como Fidel Castro que el Premio Nobel que supo obtener. Quedan sus libros. Buen viaje.