El director argentino Miguel Cohan escribe y dirige esta cinta de suspense –que llega ahora a la cartelera española y que fue estrenada el pasado mes de abril en los cines de su país– en la que José Coronado vuelve a meterse en la piel de periodista inasequible al desaliento, Mercedes Morán se roba todos los planos y Daniel Fanego vuelve a dar en la diana como secundario de lujo.
Hace cuatro años, Cohan se estrenó tras la cámara con Sin retorno, y supo sacar lo mejor de Sbaraglia y Luppi en una historia alabada por la crítica y premiada en la Seminci vallisoletana con la Espiga de Oro al mejor largometraje. Ahora vuelve a demostrar su dominio de los códigos que hacen brillar un thriller de manual: intérpretes curtidos, que sortean con habilidad la sobreactuación para clavar sus papeles, un guión trepidante que se reviste de elegancia en los diálogos de distancias cortas y un misterio trufado de buenos, malos, regulares, doblecaras y comparsas de calidad. Coronado vuelve a ser periodista de viejo cuño, de los que salen de la redacción y husmean en la trastienda. Mercedes Morán, inmensa como la escritora de alias kitsch (Betty Boop y la eterna seducción de ojos enormes) y Daniel Fanego (a quien recordarán de Luna de Avellaneda o Todos tenemos un plan, donde daba réplica feroz a Viggo Mortensen) aportan la veteranía y la clase, mientras que Alberto Amman sigue dejando atrás su uniforme de cachorro prometedor para confirmarse como un intérprete maduro y solvente.
