El Festival Brasileiro de Música de Rua presentó artistas de cuatro países en plazas, paradas de autobús, estaciones de tren, cafés y diferentes calles de ocho ciudades de las sierras de Rio Grande do Sul. Estuvimos en esa fiesta de música popular y aquí te lo contamos.
Entre el 17 y 26 de abril se llevó a cabo en Rio Grande do Sul el Festival Brasileiro de Música de Rua, que presentó casi setenta conciertos en diez días. La base del evento fue la ciudad de Caxias do Sul –el municipio más grande de la Sierra Gaúcha–, pero los shows se realizaron también en otras ciudades cercanas como Antonio Prado, Flores da Cunha, Bento Gonçalves, São Marcos, Farroupilha, Vacaria –todas de colonización italiana– y Nova Petropólis –de herencia alemana. La propuesta del evento es osada y única en Brasil y busca llevar a cabo presentaciones gratuitas «en los lugares dónde está la gente», como dice Luciano Balen, uno de sus organizadores e integrante también de la banda Projeto Ccoma.
A los artistas locales Spangled Shore, Cuscobayo, Bob ShuT, Araju Haas, entre muchos otros, se sumaron los nombres internacionales Molina y Los Cósmicos y Andrés Mastrangelo, de Uruguay; el multiinstrumentista Carlos Carty, de Perú; Yoyo Borobia, de Venezuela y el dúo Finlandia, compuesto por un brasileño y un argentino. También participó la banda Tagore, del nordeste de Brasil, que por su procedencia ofrece una propuesta totalmente distinta a lo que es habitual en el sur del país: suena como si fuese de otro lado, incluso de otro planeta, y propone un viaje de psicodelia mixturada con la mejor tradición de la música de la Provincia de Pernambuco.
Tagore Movido a vapor (2014)
Entre los diversos méritos del evento, dos merecen ser destacados especialmente: que el festival no se centre en un género musical en particular, lo que hace posible que la propuesta indie pop de Bob ShuT pueda telonear a la música de raíz de Araju Haas, con acordeón, guitarra acústica e influencias del folclore del Sur de Brasil, Uruguay Europa Occidental; y que el arte ocupe el espacio urbano, lo que demuestra lo interesante que resulta el que gente de todas las edades y clases sociales pueda disfrutar de una propuesta cultural distinta de la que se ve habitualmente en los grandes medios. Como se pudo comprobar, esto causa sorpresa en el público, genera sonrisas e invita a bailar de manera espontánea. Ejemplo claro fueron las presentaciones de Tagore en Nova Petrópolis y de Spangled Shore en la principal parada de autobús de Caxias do Sul.
Este festival, junto a El Mapa de Todos, forma parte de una importante movida de integración latinoamericana por la música. Ojalá la propuesta crezca y se vuelva más frecuente en todo el continente.
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