Esta semana los amigos de la Red de Periodistas Musicales en Iberoamérica nos acercan tres recomendaciones. La primera, de Humphey Inzillo, es el precioso libro sobre los carnavales latinoamericanos, editado por el fotógrafo argentino Guido Piotrkowski; la segunda, de Betto Arcos, se centra en las canciones del cantautor cubano Roly Berrío; y la tercera, de Luis Daniel Vega, nos acerca a la colombiana Beatriz Castaño y su disco Boleros azules.
HUMPHREY INZILLO (Argentina)
Carnavaleando, de Guido Piotrkowski
«En febrero de 2005, acaso sin saberlo, el fotógrafo argentino Guido Piotrkowski iniciaba en Brasil un periplo que, diez años más tarde, iba a desembocar en la edición de Carnavaleando, un libro que compila imágenes y textos de los carnavales más emblemáticos de Latinoamérica. De los blocos callejeros de Río de Janeiro al desfile de llamadas en el Barrio Sur de Montevideo, y de las celebraciones en el Altiplano (Tilcara, Argentina; Oruro, Bolivia) al ritmo tropical de Barranquilla, Carnavaleando es un regocijo de sonidos y colores que utiliza el registro atropológico-documental, pero con una mirada artística, apasionada y precisa en los detalles que asimilan y diferencian estas celebraciones paganas. Los cuatro días bajo el reinado del dios Momo. Un Momo Sampler visual con escalas en Olinda, Salvador de Bahía y Panamá, con el frevo, el maracatú, el samba, el candombe, el porro, la cumbia y el tinkus como banda sonora».
BETTO ARCOS (México/Estados Unidos)
Roly Berrío: Mucho soul cubano
«Cuba es una fuente inagotable de cantautores originales. Desde Sindo Garay hasta el presente, la isla cuenta con una de las más ricas tradiciones trovadorescas del mundo. Como parte de la conferencia América por su Música (AM-PM), que se llevó a cabo del 14 al 19 de junio en la Fábrica de Arte Cubano de La Habana, tuve la fortuna de presenciar un recital del cantautor Roly Berrío. Originario de la ciudad de Santa Clara, con veinticinco años de carrera profesional, Berrío es ya una figura establecida en la escena musical de Cuba. Además de poseer una potente voz –acompañándose con una guitarra acústica– lo que más me sorprendió fue su capacidad de interpretación, reinventando su presencia en el escenario de canción en canción. En momentos puede ser totalmente lúdico, invitando al público a participar en el juego musical, como en Cuando una mujer deja a un hombre, y en la siguiente canción abordar un tema plenamente introspectivo y filosófico. "Tengo la creencia hoy de que los ritmos y los géneros, pertenecen a sentimientos. Yo hago soul, y dentro del soul puedes llegar a la tristeza y a la alegría", me explicó luego del concierto».
Sólo salen
LUIS DANIEL VEGA (Colombia)
Boleros azules, de Beatriz Castaño
«En el costado suroriental del Parque Nacional Enrique Olaya Herrera queda La Merced, un tradicional barrio bogotano caracterizado por sus enormes casas estilo Tudor, construidas en los años treinta por arquitectos chilenos. En una de ellas, en el primer piso, funcionó a principios de la década pasada Tocata y Fuga, un lugar legendario dentro de la historia reciente del jazz en Bogotá. Lo regentaba Beatriz Castaño, cantante que se inició en las artes poéticas, místicas y anárquicas con el dueto Canciones Sueltas y luego con Maria Sabina, una agrupación bisagra en lo que se ha llamado como "Nuevas Músicas Colombianas". A mediados de 2005 Tocata y Fuga se acabó y Castaño se retiró a vivir en campo donde se reencontró con la banda sonora de su convulsionada juventud. Así fue como en 2010 registró Violeta de mayo, un bello homenaje a Violeta Parra que quedó archivado por problemas contractuales. Seis años después, con la voz macerada por los años, la montaña y los brebajes espirituosos, Beatriz Castaño regresa con un disco conmovedor. Se trata de Boleros azules, un cumplido al despecho y a los malabares del amor. Junto a tres héroes de la música en Bogotá –Kike Mendoza (Los Toscos, Suricato, Mula), Juan Sebastián Monsalve (Curupira) y Damián Ponce (Meridian Brothers)–, la cantante versiona con total libertad canciones inmortales como Convergencia, de Bienvenido Gutiérrez; Ausencia, de Goran Bregovich; La fugitiva, de Agustín Lara; Teatro, de Tite Curet y Cenizas, de Pedro Vergés. En este asunto familiar –Monsalve y Ponce son sus hijos–, Beatriz Castaño canta, también, poemas de Raúl Gómez Jattin y Juan Manuel Ponce. Casi dos décadas después del disco homónimo con María Sabina, es la oportunidad de descubrir una de las voces femeninas más desgarradoras de la música en Colombia».
Sobre REDPEM
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