Recomendaciones REDPEM (XXXI)

Llega una nueva entrega de recomendaciones musicales de los integrantes de la Red de Periodistas Musicales en Iberoamérica (REDPEM) para los lectores de Zona de Obras. Comenzamos el recorrido en Guadalajara, México, desde donde Enrique Blanc presenta Casa mexicana, flamante videoclip de la banda Fanko. De allí nos vamos hasta la Isla de Formentera, donde se ha grabado el vídeo de Billetes a ultramar, canción del venezolano residente en España Wilbert Álvarez, que presenta William Padrón. La siguiente parada está en Ecuador, desde allí Darío Granja destaca la propuesta experimental de Radio Invasor; y finalizamos el viaje en Colombia, desde donde Diego Londoño reivindica la trayectoria de la banda de Medellín La Doble A.

ENRIQUE BLANC (México)
Llega Fanko desde Guadalajara
«A los tres los conocimos siendo parte de Plástiko, aquel grupo que en el año 2000 ganase el concurso organizado por Hard Rock Stage a nivel nacional en México, y grabaran su álbum de debut con la producción de Alejo Stivel. Ahora, el cantante Jaffo, junto a los hermanos Arturo «Tibus» y Benjamín «Chemín» Santillanes vuelve a unir sus talentos para dar vida a Fanko, quinteto que retoma aires del funk y el rock. Luego de militar cada uno en distintos proyectos –«Tibus» en Troker y Chemín en Malvolia y paralelamente en Le Funk–, están de regreso con renovados bríos para emprender otro camino del que ya se dicen buenas cosas. Aquí presentamos el videoclip de Casa mexicana, su primer sencillo».

WILLIAM PADRÓN (Venezuela)
Billetes a ultramar, de Wilbert Álvarez
«Julio Verne, Pink Floyd, Jimi Hendrix, King Crimson, Bob Marley, James Taylor o Bob Dylan, se sintieron inspirados por la Isla de Formentera, parte de las Baleares. El venezolano Wilbert Álvarez, nominado dos veces al Latin Grammy, hizo lo mismo y se fue hasta allá para darle vida al videoclip de su canción Billetes a ultramar, uno de los temas que se desprende de su álbum de debut como solista, Música animal, editado en 2015. Residente en España, el también integrante de la agrupación Luz Verde, se disparó un viaje personal para enaltecer el arte adherido en su soledad y darle rienda suelta a la imaginación. Desde el Faro de La Mola hasta el Faro de Cap de Bavaria, Wilbert muestra una pieza melancólica, imágenes que nos acercan a su recuerdo; bajo una estética pseudo noir, recrea la conexión obvia con el lugar. Billetes a ultramar cuenta con elementos no convencionales en su grabación: basura como percusión, herramientas, botes metálicos, herraduras, artículos comprados en tiendas de segunda mano. Además se grabó en cinta, con un grabador Studer A80 que estuvo instalado previamente en Abbey Road, los míticos estudios donde se gestaron tantos temas de The Beatles».

DARÍO GRANJA (Ecuador)
La experimentación de Radio Invasor
«Al escuchar Radio Invasor se percibe una búsqueda, una inquietud, un impulso de cambio. Su música tiene la frescura de un camino inexplorado, pero la solidez que únicamente se consigue con la experiencia. Liderado por Santiago Valle, guitarrista de Mortero, agrupación que marcó escuela en la fusión de hip hop y metal en Ecuador, nace en 2013 Radio Invasor como un ejercicio de creación personal que combina elementos de rock y funk, con un lado más electrónico y experimental influenciado por el glitch hop. Una suerte de laboratorio sonoro en el cual todo parece permisible, siempre y cuando su resultado mantenga un equilibro orgánico. Un grato descubrimiento».

DIEGO LONDOÑO (Colombia)
La Doble A o la antítesis del rock
«A diferencia de muchas otras bandas, La Doble A entendió el nuevo rumbo de la industria musical en el mundo. Por eso sus integrantes no esperan perder vigencia por el hecho de lanzar un nuevo disco. Ellos presentan nuevas canciones y a ellas les suman videoclips. No pierden el tiempo, viven nuevas historias, las cantan, las graban y las muestran a sus seguidores. Están en constante movimiento los 365 días del año y me atrevo a decir que es una de las propuestas con mayor producción audiovisual en Colombia. Su sonido ha mutado, su madurez es evidente. Pasaron de hacer el típico punk rock, usualmente saturado en Medellín, y se arriesgaron a ser una banda de rock, que no se limita de manera radical a interpretar este género, sino que define su identidad desde una forma de vivir: la música. Son realistas con su sonido y su alcance, por eso se divierten cantando y ello se percibe fácilmente. Aniquilan la falsa figura del rockstar, el de gafas y luces, y la aterrizan al público. Convierten a sus seguidores en amigos, en familia y cantan sobre el día a día, sobre las historias de los músicos que deben trabajar en todo tipo de oficios para salir y hacer música. Luego de más de quince años de trabajo, de ofrecer conciertos, componer y, como dicen ellos, hacer de su vida el rock’n’roll, han descubierto que éste no se trata solamente de guitarras distorsionadas, actitud agresiva y pintas; el rock’n’roll lo asumen con actitud, diversión y por eso se atreven a ser su antítesis, a contar otras historias y a interpretar otros géneros como la música parrandera, la champeta y hasta el reggaeton. Y todo esto sin perder ni un ápice de su vida rockera. Hacen lo que les da la gana y por eso son valientes».