Recomendaciones REDPEM (LI)

Le damos la bienvenida en esta nueva entrega de las recomendaciones de la Red de Periodistas Musicales en Iberoamérica (REDPEM) a Homero Ontiveros, quien nos invita a revisar el sonido de una banda de Monterrey, México, y a Xavier Valiño, que sugiere la ópera prima del integrante de una reconocida banda de folk. Por otra parte, Humphrey Inzillo nos presenta una mirada porteña sobre Depeche Mode mientras Diego Londoño nos habla de quienes abrieron su concierto en Colombia hace unos días. Así mismo, Juan Carlos Hidalgo hace su apuesta por una nueva propuesta electrónica mexicana, y el cubano Rafa G. Escalona habla de lo que literalmente llama «un retoño de James Brown en la tierra de la rumba y el son». Al cierre, Mixar López habla de un cantautor tan influenciado por la literatura que hasta por medio de ella extrajo su nombre artístico.

HOMERO ONTIVEROS (México)
Reggae City, de Viento Roots
«Reggae City es el nuevo disco de Viento Roots, banda originaria de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, México que apuesta por el reggae. Como su nombre lo indica, trata de ir a la raíz, a los orígenes del género musical nacido en Jamaica pero no para calcarlo sino para conocerlo y reinterpretarlo desde la actualidad. En esta, su segunda producción, ofrece diez temas en los que hay retazos de jazz y r&b, fusionados con esencias de música latinoamericana en sus armonías, y caribeña en algunos patrones rítmicos. En cierta época, el reggae mexicano trataba de dar una identidad nacionalista a su música. Sin embargo, Viento Roots toma distancia y ofrece un sonido más universal que, si bien se encuentra dentro del universo del reggae latinoamericano, no se queda en la distancia corta de lo local. Es decir, podría ser una banda de cualquier país del continente. Esto no es cualquier cosa si tomamos en cuenta que Monterrey es una ciudad industrial y desértica al norte de México, retirada del color sonoro que pinta esta música. Reggae City tiene un trabajo quirúrgico en los diversos arreglos que lo conforman: son minuciosos y bien estructurados, vistiendo la música con los elementos necesarios para que sobresalga; es decir, la prioridad es la canción, y hay en ella sólo lo que le hace falta. El trabajo coral es sobresaliente al igual que la sección de metales. En la parte lírica se abordan temáticas relacionada con la cultura del reggae, pero también se tratan temas de índole social, como en Juan espera, canción dedicada a los desaparecidos en la ola de violencia ejecutada por el crimen organizado. Esta nueva producción de Viento Roots, realizada de manera independiente, muestra una banda que conoce muy bien su género y camina con paso seguro en la búsqueda de un sonido propio. Tan propio que en este disco el viento sopla a su favor».

XAVIER VALIÑO (España)
Verão, de Nacho Casado
«Hasta ahora conocíamos a Nacho Casado como uno de los integrantes de La Familia del Árbol, la formación española de folk en la que compartía protagonismo con su pareja y con la que editó en su día dos álbumes: La montaña y el río (Mushroom Pillow, 2011) y Odisea (Cydonia, 2015). Como sus nuevas canciones iban en una dirección distinta, Casado decidió editarlas bajo su propio nombre. Y aquí está Verão, su debut en solitario. En esta ocasión, su voz y su guitarra son las verdaderas protagonistas, acompañadas únicamente de coros muy ocasionales y un contrabajo que ayuda a vestir mínimamente las canciones. Es el andamiaje perfecto para un sonido que bebe de la bossa nova, el jazz y el pop, y que evoca desde su título ese verano idealizado desde el recuerdo, en el que la melancolía lo impregna –casi– todo (Luna, Adiós tristeza, Donde termina el mar). Su autor le otorga un registro íntimo, desnudo, de forma que el oyente acaba sintiendo como si le estuviesen cantando únicamente para él, demandando toda su atención y su complicidad. Algunas canciones van creciendo a partir de una estructura cíclica (Una vida normal) y otras se viven como el homenaje que son al nombre citado en su título (Chet Baker), escuchándose aquí y allá ecos de Joao Gilberto, Kings Of Convenience o José González perfectamente asimilados y reconvertidos en algo magnético, hermoso en su sencillez. Edén es su banderín de enganche, una canción que uno se quedaría a escuchar eternamente en uno de esos atardeceres veraniegos que tan especialmente se evocan en este álbum de sensaciones personales cálidas: “Yo me quedo en esta playa / Donde suenan los Beach Boys / Y acariciar tu espalda / Y tú hablas en francés / Tan bien”».

HUMPHREY INZILLO (Argentina)
Depeche Mode, música para las masas, compilado por José Bellas
«“La gran clave de Depeche Mode es que ha cambiado siempre, conservando una esencia que incluso no es lo más importante que tiene. Para mí, no es importante lo tecno o el procedimiento mediante el cual compone, sino las melodías y la manera en que maneja el silencio. Los caminos elegidos por el grupo siempre han sido de belleza. Uno puede discrepar con eso, pero nunca dejan de ser profundos”, sostiene Daniel Melero en uno de los valiosos testimonios que incluye Depeche Mode, Música para las masas. Se trata de una compilación de artículos, a cargo de José Bellas, que propone echar algo de luz sobre la historia de la banda («Los Beatles de la electrónica”, como suele decir Fernando Ruiz Díaz, de Catupecu Machu) con artículos inéditos, como ese texto brillante de Oscar Jalil que explora la historia argentina de Depeche Mode, siempre desde una perspectiva local. Para el lector extranjero, será una oportunidad de profundizar en la historia del grupo, y de entender su importancia y su influencia en la cultura argentina, a través del aporte de músicos locales, como Leo García y Jorge Serrano, de Los Auténticos Decadentes, entre otros».

JUAN CARLOS HIDALGO (México)
Carnaval callejero himnos de club, de Borchi y su Doble Redoble
«Muchos de los artistas inmersos en la música electrónica suelen ser muy aferrados a su postura estética y se mueven poco estilísticamente. Con el tiempo se vuelven demasiado predecibles. Afortunadamente, las nuevas generaciones han apostado por ser mucho más maleables; sobre todo los amantes del global bass, que incluye muchísimos estilos en su seno. Precisamente así lo ha hecho Pablo Borchi, un impulsor de tales expresiones desde distintos frentes (es un tipo multimediático). Este participante de la Red Bull Music Academy, para debutar en LP, ha decidido probar con la inclusión de metales en sus composiciones y en el proceso destaca el aprovechamiento de la tuba. Gradualmente ha virado de DJ a constituirse como una banda en toda regla y el sonido se ha hecho más robusto, pero no por ello menos fiestero. Ahora nos presenta un álbum que tiene a una bien destilada diversidad rítmica como hilo conductor. Sorprende sobre todo en Noom! –en colaboración con el africano Ozferti– porque parece la banda sonora de un western afterpop adaptado a la pista; mientras que en Mezcalero feliz (remix) tiene una discreta participación vocal Boogat (quien reside en Canadá). Pero sin duda una pieza que le seguirá abriendo frentes y sumando adeptos es La cumbia del Duque, que es potente y pletórica. Juventud y osadía, celebrémoslo».

DIEGO LONDOÑO (Colombia)
El miedo es el mensaje de Estados Alterados
«A medida que pasan los años, en Colombia y parte de America Latina se respeta más a Estados Alterados, una agrupación sugerente y vanguardista que definió parte de la maravillosa actualidad musical que escuchamos hoy en el país sudamericano. Esta banda de rock, con inclinación post punk y synth pop, viene resonando desde finalizando los años ochenta y ha ayudado a construir ese mapa de crónicas musicales colombianas. Discos como Rojo sobre rojo, Cuarto acto, Estados Alterados e Intruso armónico, entre otros, han constituido a esta banda como un referente no sólo sonoro, sino histórico del rock colombiano. Por eso no hay que hablar ni reseñar mucho a los Estados Alterados; su hoja de vida no tiene discusión y quizá por esa razón también les tocó abrir el show de Depeche Mode en Colombia. Hoy los recomendamos acá, no sólo para que en Iberoamérica los escuchen y reconozcan, sino como un homenaje necesario de agradecimiento por su apuesta estética y sonora, por ser inspiración para cientos de agrupaciones que hoy deciden seguirle apostando al rock en Colombia».

RAFA G. ESCALONA (Cuba)
Terapia, de Cimafunk
«Un retoño de James Brown en la tierra de la rumba y el son, es lo primero que me viene a la mente cuando pienso en el trabajo de Cimafunk. El otrora cantante de la banda Los Boys se ha lanzado con Terapia (2017), un álbum debut lleno de buenas vibras que difícilmente dejen impasible los pies de algún escucha. Media hora y ocho pistas le bastan a Cimafunk para dejarnos con la certeza de que estamos apenas frente a la punta de un filón del que saldrá mucha música disfrutable. El lenguaje urbano y contemporáneo de las letras se mezcla con unos ritmos contagiosos, anclados sin dudas en el funk pero claramente dialogantes con las músicas autóctonas cubanas. Desde el tema inicial, Me voy, el cantante deja claro a qué se vino a este disco; el baile es el gran protagonista del álbum, ya sea agitado como en Ponte pa’ lo tuyo o sensual como en Parar el tiempo. De tan gozoso el ritmo, muchos pueden pasar por alto sus tremendas condiciones vocales, algo que se aprecia mucho mejor en sus presentaciones en vivo y a lo que el disco no le hace demasiada justicia. Son temas urgentes, rabiosamente pegajosos, parecen una bola ardiendo que su autor no pudo dejar dormir en el tintero demasiado tiempo, canciones de una vitalidad deliciosa pero que por momentos hace extrañar un trabajo más pulido y paciente en la producción. Ahora mismo es un pequeño secreto, pero Cimafunk tiene todas las bazas para convertirse en un músico capaz de atravesar todas las audiencias, todas las escenas, un verdadero provocador de las pistas de baile».

MIXAR LÓPEZ (Estados Unidos/México)
Lázaro Cristóbal Comala, cantando en el zaguán del desierto
«Daniel Azdar Sil tomó el nombre de las interpretaciones personales de las obras de Johnny Cash y Juan Rulfo, además de la nostalgia en el concepto de orfandad en La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, tomando como gallardete el folk, aquél de Bob Dylan, y como lenguaje, la poesía obscena, muy cercana al realismo sucio de los Beatniks. Lázaro Cristóbal Comala es real porque es arte y es arte porque es real. Dicen que en el mundo hay muchos caminos para recorrer. Cristóbal Comala nos trae uno, sólo que nadie puede no conocerlo. Entre canciones cardenches, amores y desamores, canciones de cuna y dipsomanías, su folk va contando pasiones, historias de orfandad, de hombres perdidos en la melancolía del desierto, de rituales urbanos que nos traen estas notas sensoriales. Todos quietos que ahí viene él, guitarra detrás, la verdad escondida tras su música se previene como la voz ecuménica, el idioma de los labradores, ése que a todos nos puede hablar recónditamente».