Recomendaciones REDPEM (LII)

Retorna la Red de Periodistas Musicales en Iberoamérica (REDPEM) con otra serie de recomendaciones para melómanos que gustan de seguir de cerca los sonidos contemporáneos que se cantan en español y en portugués. Llama la atención la presencia femenina en esta entrega: Xavier Valiño nos habla de la española Sandra Bernardo, Enrique Blanc presenta a la mexicana Girl Ultra y Humphrey Inzillo aborda el nuevo material de Rosal, el proyecto encabezado por la argentina María Ezquiaga. Pero ahí no termina la cosa, ya que la colombiana Luisa Piñeros nos habla de lo nuevo de La Bambarabanda, mientras que su paisano Diego Londoño hurga en el pasado y rescata un gran álbum de la banda Bajo Tierra. Por su parte, el brasileño Fernando Rosa centra su atención en la música de la región amazónica, a partir del nuevo material de Orquestra de Beiradão, y el venezolano William Padrón alude al lanzamiento del nuevo vídeo de La Pequeña Revancha.

HUMPHREY INZILLO (Argentina)
Te agradezco el amor, de Rosal
«Entre las noticias más auspiciosas en lo que va de 2018 están las nuevas canciones de Rosal. En formato de trío, María Ezquiaga, Ezequiel Kronenberg y Martín Caamaño entregan un EP exquisito, con el aporte de Candelaria Zamar, Manuel Caizza y Hernán Jacinto en la bella Destino. Con una instrumentación mínima maximizada en recursos, ingenio y musicalidad, el grupo encuentra su mejor forma. Hay una atmósfera easy listening, un aura de romanticismo que rodea a las letras que abordan el desamor desde una perspectiva amorosa, con toques latinos (¿una relectura pop del bolero?) y guiños que remiten tanto a Luis Alberto Spinetta como a Marisa Monte. Son tres canciones en poco más de diez minutos, que se podrían evaporar como un suspiro, de no ser porque, de tan bellas, se vuelven adictivas e invitan a escucharlas en loop todo el día».

ENRIQUE BLANC (México)
Adiós, de Girl Ultra
«Escuchar a Girl Ultra en Adiós, su seductor segundo EP, es constatar que ella, sin prejuicio alguno, no sólo se ha nutrido del mejor soul/r&b, sino también del edulcorado menjurje del pop mainstream. En otras palabras, aquí se percibe, para bien, el espíritu transgresor de Amy Winehouse, ecos del trap e incluso el componente cursi de las baladas de Selena, de quien se declara recalcitrante admiradora. Mariana de Miguel, como realmente se llama, se dio a conocer a sus veinte años en 2016 con U Betta, su primer sencillo. Después llegaría Cruel, parte de su EP Boys. Ahora da continuidad a su producción con este un manojo de temas.
Llama, el que abre Adiós, es la súplica de alguien que pide ser recordado por el ser amado en esa hora ciega en que se está apunto de perder la conciencia a través del sueño. Y es que la pueril voz de Girl Ultra, apuntalada por susurrantes beats y profundos bajos, tiene la temperatura de alguien que parece haber salido de la adolescencia con la tentación de encontrar cómplices para el descubrimiento de su pasión. Pero, eso sí, con una actitud mucho más cool de lo que habitualmente escuchamos en la música urbana. Duele aborda los vaivenes emocionales y la confusión que enmarca a toda relación de pareja, aludiendo indirectamente al punzante sentimiento que parece acicatear su creatividad a la hora de transformarlo en canción. Siete canciones y un interludio que irradian naturalidad, frescura, sensualidad, y una producción que recurre preferentemente a sonidos sintéticos. Adiós es uno de los lanzamientos del entusiasta y venturoso sello regiomontano Finesse Records, y puede descargarse en su Bandcamp».

LUISA PIÑEROS (Colombia)
Cordillera, de Bambarabanda
«La historia de la Bambarabanda arranca en 1999, en medio del hip hop, los tambores, la música andina, el funk, el rock, el punk; una búsqueda personal entre un sonido regional que apela a la música campesina nariñense y se abre en un abanico multicultural para integrar, como es el caso de este quinto disco, una porción genuina de América Latina. El viaje es una travesía por dos de los tres brazos de la imponente cordillera de los Andes, que atraviesa en su geografía a siete países.
La brújula señala el punto de partida por el brazo occidental y se abre hacía la cordillera central, donde se encuentra el departamento de Nariño, epicentro del Carnaval de Negros y Blancos y cuna de esta agrupación colombiana, símbolo de una nueva generación que encarna el latir andino desde una mirada que no se limita a los patriotismos, sino, por el contrario, reconoce, reafirma y recrea un bello universo sonoro, reflejado en esta entrega discográfica. Sin duda, una exploración que nos lleva a escuchar bomba ecuatoriana, donde los ritmos afros de Colombia y Ecuador se unen; está el raimy, legado inca musical, y también hay tango y mucho rock. Es quizá un sonido que responde a la evolución natural de los discos anteriores (El baile de los obligaditos, de 2008; Surestar, de 2012; el recopilatorio Itinerancias Musicales por Nariño, Proyecto Músicas del Agua), y que en casi veinte años de historia ha mantenido un mismo espíritu en el concepto general de la banda y su identidad.
Cordillera es un álbum maduro desde las letras, sólido en la producción, muy rico en la interpretación y con generosas colaboraciones como las de Tim O’Connell, Puerto Candelaria y La Toquilla. Es sentir a Bambrabanda vestida con un nuevo traje para andar un camino montañoso y descubrir que en las alturas soplan nuevos vientos para la agrupación colombiana».

WILLIAM PADRÓN (Venezuela)
La Pequeña Revancha, de La Pequeña Revancha
«Hace casi dos años que La Pequeña Revancha, el proyecto liderado por Claudia Lizardo y Juan Olmedillo (Los Mentas), editó su segundo EP, Pasos sincopados, un puñado de temas con aires primordialmente pop, donde se incluyen secuencias electrónicas y se le da cabida al bolero.
Recientemente mostraron el vídeo de La Pequeña Revancha, tema que hace honor al nombre de la banda, en el que vemos que una jovial monja (Andreína Borges) se adentra en una experiencia lisérgica en la que despierta demonios internos y sensaciones propias del viaje al que ha sido expuesto su cuerpo. Aparece la inocencia de quien asiste a la iglesia a vivir esta nueva relación con Dios, donde fe y miedo le acompañan en el trip alucinógeno. La canción es un acercamiento al western pero pisa el terreno del pop psicodélico y precisamente esa metáfora se ve reflejada en la idea conceptual del clip escrito, editado y dirigido por Miguel Salguero.
De momento, la banda se toma una pausa para entrar al estudio y grabar nuevo material, tiempo suficiente para darle paso al disco en solitario de Juan Olmedillo que está por editarse próximamente».

FERNANDO ROSA (Brasil)
Das margens urbanas, de OBA
«Fundada en marzo de 2013 por Ênio Prieto, la Orquestra de Beiradão do Amazonas (OBA) rescata y actualiza la cultura musical del norte de Brasil, en especial del Amazonas y de su capital Manaos. Se trata de una música extremadamente rica y al mismo tiempo poco conocida incluso en Brasil. Los estados de Pará y de Amazonas son cuna de géneros como el carimbó, la siriá, la lambada, la guitarrada y el beiradão. Así, Das margens urbanas trae un beiradão revestido de arreglos inflenciados por ritmos latinos como la cumbia y el merengue, y del nordeste brasileño como xote, forró y también chorinho, todos adaptados con «acento amazonense». El disco rinde tributo a héroes del saxofón como Teixeira de Manaus, el más importante de todos, y también a Chico Cajú, Chiquinho Davi, Souza Caxias y Aguinaldo do Amazonas.
El beiradão, género fundamental de la música amazónica, se desarrolló a partir de los años ochenta y tiene en el saxofón su instrumento principal. Su nombre refiere a la localidades situadas al lado de los dos ríos que cortan el estado del Amazonas y que cuentan con espacios de fiestas y difusión de música y de danza. En esa región, en la que Brasil, Colombia y Perú se encuentran en una triple frontera, es donde ocurre la más profunda simbiosis entre la culturas brasileña y latina. Y la OBA es una de las expresiones modernas de la zona, junto a artistas como Rosivaldo Cordeiro (bandolín y guitarra), el cantor y compositor Marcelo Nakamura, y grupos jóvenes como Alaídenegão, Mady e Seus Namorados y el Grupo Tucandeira, entre otros. También son importantes clásicos amazonenses los guitarristas André Amazonas, Oseas da Guitarra y Magalhães da Guitarra, ligados a la lambada/guitarrada, y el bandolinista Nonato do Cavaquinho».

DIEGO LONDOÑO (Colombia)
Lavandería real, de Bajo Tierra
«Lavandería Real fue un disco importante. Sí, muy importante para contar la historia musical y rockera de una Colombia que ha pasado por todos los momentos políticos, sociales, culturales y s-o-n-o-r-os. Desde la consolidación de la canción nueva ola, la proliferación del sonido campesino, la música tropical, las estrellas de la salsa, la radio, los discográficas continentales, el punk y metal medallo, el rap, las fusiones, hasta el reggaetón, y sí, también para hablar de la violencia, el conflicto, las guerrillas, los secuestros y el anhelo incesante de paz. En fin, todo lo variopinto que significar vivir y entender a Colombia.
Este disco sobrepasó todo eso y también ha sobrepasado el tiempo y el espacio, ese espacio, esa Lavandería Real que quedaba ubicada en el centro de Medellín, junto a la estación Prado del metro de la ciudad.
Desde el año 1997, este trabajo ha sonado en tantos corazones que se ha replicado por el mundo y ha trascendido más de veinte años. Sí, Lavandería Real es un disco infaltable en la discografía del rock colombiano, de esa historia que hoy se escribe con fuerza y vanguardia gracias a la nueva sangre, al relevo generacional. Por eso Bajo Tierra, será una agrupación inolvidable en el imaginario colectivo de varias generaciones que conocimos, nos enamoramos y disfrutamos el rock, con este clásico que hoy acá les recomendamos. Lavandería Real, de la agrupación colombiana, paisa, Bajo Tierra».

XAVIER VALIÑO (España)
Trópico ideal, de Sandra Bernardo
«No sabemos si la madrileña Sandra Bernardo ha pisado las latitudes mucho más calientes y lejanas que evoca en su debut o si simplemente las canciones de Trópico ideal se reducen a eso, a la fantasía más o menos adecuada a la realidad de cómo uno se imagina el Trópico. Da igual: hay muy buena literatura situada en lugares que sus autores nunca llegaron a pisar y no por eso deja de ser más evocadora que la de aquellos que los reproducen tal cual, sin ningún atisbo de creatividad ni originalidad por su parte.
Parece que a Sandra una estancia en Australia de dos años fue la que le llevó de cantar góspel y jazz a los sonidos que ahora compone, al echar de menos sus raíces latinas, partiendo del swing y de la chanson francesa para llegar al bossa nova, el reggae, el bolero o la cumbia, todo ello transmitido con sabor a madera añeja y un muy sutil respaldo electrónico.
Trabajado en Ibiza y Menorca, desde el Mediterráneo, Sandra Bernardo traza puentes con el otro lado del Atlántico en una serie de canciones que muestran su amor por la naturaleza y su devoción por los pequeños placeres de la vida, con títulos como Fruta, Caribe, Ni cumbia ni bossa o La noche de los tucanes, tan evocadores como la jugosa pulpa que contienen dentro. Todo revestido por una sensualidad desarmante que parece innata, dejando que la luminosidad se cuele a borbotones en una apuesta rotundamente vitalista y embrujadora».