Recomendaciones REDPEM (LXIV)

La Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica (REDPEM) vuelve a la acción con esta entrega que incluye cinco recomendaciones ineludibles. El español José Manuel Gómez Gufi destaca un álbum de rap cubano, en tanto que el cubano Rafa G. Escalona centra su atención en un disco de jazz latino. Por su parte, el colombiano Diego Londoño recomienda el lanzamiento del álbum de Sweet Barrio y los mexicanos Juan Carlos Hidalgo y Enrique Blanc abordan respectivamente un libro y un disco de reciente aparición.

JOSÉ MANUEL GÓMEZ GUFI (España)
La revancha de la manana, de El Tipo Este y Al Quetz (Cuba)
«Llevamos décadas esperando que la música cubana nos ofrezca el disco/el artista que inaugure una nueva era. Mientras tanto nos conformamos (y no es poca cosa) con el rap de El tipo Este y saber que Internet camina lento y caro, pero camina. El Tipo Este es uno de los pioneros del rap cubano (fundó el grupo Obsesión) y sigue la onda de compartir rima con un beatmaker francés, Al Quetz, como ya hicieran los Orishas con Niko. Es decir la colaboración europea garantiza “modernidad” en las bases y eso le diferencia de la-ola-que-todo-lo engulle-de-trap-y-reguetón. El disco es potente en intenciones y variado en su partitura. En Zafra se resuelve el conflicto de una base hecha a machetazos y la percusión que camina a su aire polirrítmico, un temazo que costará escuchar en las “discos” al uso. Sin protocolo habla de sexo y jineteros. Lo elemental añade coros, melodía y flauta. Regla Sound System camina sobre un sampler y el ragga. Saltamos hasta Inflowencias, donde deja claro las intenciones y las influencías equidistantes entre los clásicos cubanos y los yanquees (de Louis Armstrong a Miles pasando por Stevie Wonder y James Brown) a destacar el encuentro (la llave) entre Blanca Rosa Gil y Gil Scott Heron. El discurso es desde dentro de Cuba, lo cual da alguna pista de como anda la cosa. El reggae Revolución Vivencial parece uno de los campos de batalla sobre el que exponer desarrollo instrumental. Esperemos que funcione la ecuación cubana en el que el directo siempre es mejor que lo grabado».

JUAN CARLOS HIDALGO (México)
Fronteras reconfiguradas, de Bruno Bartra
«Aprovechando un doble perfil, que combina su experiencia como músico y líder de La Sonora Balkanera e investigador matriculado en la Universidad de Nueva York para estudiar Etnomusicología, Bruno Bartra acude al ensayo vivencial y da cuenta de esas “otras” escenas que ensanchan el panorama músico-cultural del continente. De esta manera perfila de que va la existencia de unos Balcanes a la mexicana, cuál ha sido el desarrollo reciente del hip hop chicano (acercándose incluso a la música de banda) y echa un vistazo al puente entre Nueva York, CDMX y Xalapa alrededor del Son jarocho. Bartra se apoya en la teoría sociológica más actual para subrayar la importancia de los flujos culturales y del mestizaje; aquí queda en claro que el factor geográfico ha sido superado y que el desarrollo social y artístico sigue adelante pese a las restricciones conservadores. A estas alturas de la historia, la noción de patria es algo dinámico y simbólico. Un libro que les vendría bien leer a Trump y a toda su imbécil camarilla. Aquí la música y sus fusiones radicales reflejan perfectamente a un mundo globalizado y libertario».

RAFA G. ESCALONA (Cuba)
Back To The Sunset, de Dafnis Prieto
«El título del más reciente álbum del baterista cubano Dafnis Prieto, Back To The Sunset, es una imagen evocadora. Volver a la puesta de sol tiene unas connotaciones nostálgicas; habla de un calorcillo agradable y anaranjado tenue, de guardar en nuestra memoria un pedazo minúsculo de tiempo en la retina. Por fortuna para los amantes del jazz, la nostalgia en Dafnis no es sinónimo de inmovilismo sino apenas un punto de partida desde el cual despliega uno de los discursos más originales de la producción musical cubana contemporánea.
Nueve temas y 75 minutos son todo lo que necesita Dafnis Prieto junto a una big band para mostrarnos sus (más recientes) credenciales. Desde que el bajo pulsa un tumbao que nos recuerda a Manteca sabemos que estamos asistiendo a un repaso oblícuo por ese subgénero que es un continente en sí mismo llamado latin jazz. Desde trepidantes pasajes en los que la batería marca un ritmo endiablado por el que se deslizan los metales y el piano, hasta los compases cadenciosos del bolero jazzeado, el álbum es un viejo sueño cumplido por el Dafnis Prieto que de niño soñaba con comandar una tribu de instrumentistas como la Orquesta de Música Moderna.
A la vez que referencia (¿o debería decir reverencia?) a maestros y mentores como Bebo Valdés, Jane Bunnett, Chico O’Farrill y Eddie Palmieri, enfrenta el doble desafío de componer para una big band sin manierismos, mientras sostiene el complejo armazón del sonido de ese tipo de agrupaciones desde su batería. Los que tengan la oportunidad de escuchar el disco podrán apreciar un resultado que a mí se me antoja magnífico, un viaje en el tiempo lleno de vibrantes y coloridas texturas sonoras.
Como es de esperar en este tipo de trabajos, la sección de metales es la gran protagonista en la mayoría de los temas, y es ahí donde Dafnis se da el lujo de sacar provecho del más que ganado respeto en la escena jazzística norteamericana, invitando a participar en el álbum a músicos de la talla del trompetista Brian Lynch, en Una vez más, y los legendarios saxofonistas Henry Threadgill y Steve Coleman en Back To The Sunset y Song For Chico, respectivamente.
Elogiado por la prensa especializada como uno de los platos fuertes de los días recientes en materia de jazz y flamante ganador en los Premios Grammy en la categoría de Mejor Álbum de Jazz Latino, Back To The Sunset es un trabajo que nos muestra un Dafnis Prieto en plena madurez de sus facultades compositivas e interpretativas».

DIEGO LONDOÑO (Colombia)
Cinema Usera, de Sweet Barrio (España)
«Cada generación tiene su banda sonora, su construcción estética y sus referentes artísticos. Por suerte Irene López Caballero “Poochie” y Maxi Jiménez Sánchez “Maxi” lo saben hacer muy bien bajo esa etiqueta curiosa, sonora y transgresora que es Sweet Barrio.
Este proyecto nació en el año 2009 en Madrid, y su particularidad es que suena a la calidez de la música negra, pero aplicando sus propias raíces españolas, pues su repertorio transita por el soul, el pop, el folclore español, el rock e incluso el reggae.
Sweet Barrio es la muestra real para muchas de las necesidades de la industria musical, pues para las buenas canciones no se necesita gran cantidad de instrumentos, integrantes o producción. Poochie y Maxi lo tienen claro, ya que con una buena guitarra y una voz impecable están haciendo historia.
Y es que sus canciones, poco a poco, y con la ayuda de otras propuestas musicales españolas, se convierten en la nueva generación musical que rescata desde la calle las raíces, las historias y el presente del nuevo folclore».

ENRIQUE BLANC (México)
Manuel de viaje a un lugar lejano, de Jumbo
«El disco y DVD que Jumbo acaba de lanzar es un merecido homenaje que las reciben las mejores canciones del grupo, ahora interpretadas desde una sonoridad sencilla –primordialmente acústica– y sofisticada a través de arreglos que incorporan cuerdas, metales y otros instrumentos. Un concierto capturado en vivo con la sobriedad que siempre ha caracterizado al quinteto regiomontano, y al que se da realce con una serie de invitados, en su mayoría amigos de su generación.
En repetición, uno de los éxitos de Teleparque, su disco de 2003, es el punto de partida del recorrido que los Jumbo emprenden por una discografía que a la fecha registra nueve títulos. La balada Fotografía, del emblemático álbum Restaurant, tiene la voz cómplice de Jay de la Cueva, en tanto Siento que…, del mismo disco, tiene como invitado a Daniel Gutiérrez, de La Gusana Ciega. Además colaboran en la sesión Chetes, Tony Hernández de El Gran Silencio, Daniela Spalla, Paco Familiar de DLD y Alicia Villarreal, quien participa en la versión de Yo sin tu amor, original del Grupo Límite.
Ubicados como si estuvieran en la sala de una casa, los tres integrantes de Jumbo aparecen sentados, mientras que el resto del numeroso grupo de músicos que los acompaña se sitúa detrás. De nuevo un detalle que habla de la pulcra sencillez con que los regios suelen asumir sus proyectos».